Actualmente son 400 socios, pero siguen con poca representación provincial.

La gran mayoría de los miembros está en la capital. No sé exactamente cuántos socios tenemos en el resto de la provincia, pero sí contamos con presencia en la Costa del Sol con miembros en Fuengirola, Torremolinos y Nerja. Lo que sí vamos a hacer con las zonas donde no tenemos representación, como en el interior y en otros municipios costeros, es llegar a convenios con otras asociaciones que esos territorios. La idea no es solaparlas, sino que ellas discurran solas, pero trabajar conjuntamente para que sean algo similar a una delegación. Así lo hemos hecho con Teatinos, porque allí la problemática es muy concreta.

¿Qué servicios ofrece al hostelero que haga atractiva su membresía?

Desde la asociación tratamos de facilitar el acceso a buenas condiciones con bancos y proveedores a través de acuerdos. También tenemos un perito que canaliza los problemas con la administración, licencias de apertura, etc. Además, tenemos un departamento legal externo que es el que se encarga de canalizar las distintas consultas. Lo que sí es cierto y debemos tratar de cambiar es la inercia de que se asocien solo cuando tienen un problema. Por eso hemos creado un departamento específico para fomentar la afiliación.

La Cátedra de Mahos ha supuesto un salto cualitativo para el sector. ¿Cómo está funcionando?

Está teniendo aceptación, aunque nos gustaría que tuviera mayor repercusión. Tenemos que llegar más al empresario. Todo es mejorable y estamos viendo el nivel de incidencia del empresario respecto del proyecto, pero de los cursos que se están impartiendo la gente sale contenta. Hay que ir creciendo con una base sólida. Si un empresario está formado y se exige formación para sí mismo, siempre lo va a exigir para los trabajadores que están con él. Eso contribuiría a la mejora de la calidad de la hostelería de la capital.

¿Cómo se encuentra la hostelería de Málaga a nivel gastronómico?

Yo creo que el crecimiento en Málaga ha sido bastante grande. Ha crecido en cantidad, pero mucho más en calidad. Y hay que reconocer que esa competencia beneficia al cliente. Precisamente ésta ha hecho que el nivel gastronómico de la ciudad suba. Debemos creernos que podemos ser un destino gastronómico y, precisamente, es uno de los proyectos que estamos preparando con Dani Carnero, vicepresidente de la asociación. Queremos hacer un proyecto para atraer de forma directa al turismo gastronómico. Nuestra idea es que también se promocionen los productos de la zona en nuestros establecimientos. Además, sabemos que en las encuestas de satisfacción el segundo punto por lo que repite los clientes en Málaga es la parte gastronómica. Y eso hay que aprovecharlo.

Entonces, ¿la idea es trabajar para integrar los productos de Sabor a Málaga en la hostelería?

Sí, creo que es importante. En el turismo tienen mucha importancia la parte agroalimentaria porque al final nos tenemos que nutrir de esos productos para darlos a nuestros clientes. Nosotros tenemos que apostar indudablemente por los productos de Málaga. Das economía a tu propia ciudad y eso es un consumo indirecto que se genera. Ya hemos hablado de firmar un convenio con Diputación, con Sabor a Málaga. Y aunque hay cosas mejorables ambas partes podemos beneficiarnos de las sinergias y de dichas mejoras.

A nivel gastronómico, ¿con qué se queda de Málaga?

Entre el espeto y el pescaíto frito. Me gusta mucho el pescado.

¿Cocina?

No. Sólo de supervivencia. (Risas)

Para usted, ¿qué tiene que estar siempre en su punto?

En su punto menos la carne. Y en su punto la relación entre sala y cocina.