Trás los excesos del verano llegan los remordimientos, los nuevos propósitos y las prisas por volver a la rutina y, en ocasiones, al peso ideal. Y creemos que, para combatir las cervezas, las copas de vino, las tapas y demás raciones que no nos han faltado en vacaciones, el mejor método y el más infalible es expulsar todo lo malo de golpe. La solución más rápida que se nos viene a la mente es una dieta depurativa. Éstas también llamadas 'detox' y los alimentos que las componen causan furor sobre todo después de épocas de excesos como verano y Navidad, ante la creencia de que nuestro cuerpo necesita reequilibrase y filtrar las grasas y toxinas acumuladas en nuestro organismo tras largos periodos de comidas saciantes. Pero detrás de este tipo de dietas o recursos ¿qué hay? ¿es marketing o realmente tiene una base científica que acredita su resultado?

Sandra Gómez es dietista-nutricionista de Asprodisis y trabaja con muchos tipos de pacientes y sabe que la mejor manera de ponerse 'en forma' para el otoño es con una dieta adecuada y de productos de temporada. «Si teníamos los hábitos alimenticios adecuados debemos volver a ellos. Si no, debemos adquirirlos. Retomar o reeducar. Ésas son las dos opciones», comenta. Por ello, aprovisionar la despensa de las frutas y verduras que ahora se recogen en otoño es la opción más sensata para retomar nuestra salud. «Científicamente, desde el punto de vista orgánico, nuestro cuerpo ya se depura solo. No necesitamos dietas 'detox' ya que tenemos el hígado y los riñones. Sólo necesitamos cuidar nuestros órganos para que éstos funcionen bien», expresa Gómez.

Bajo esta premisa, para esta profesional no necesitamos desintoxicarnos ni siquiera tras los excesos veraniegos. Recuperar hábitos saludables y comer cinco comidas al día con frutas y verduras sería más que suficiente para ponernos a punto. «Hay más de marketing que de otra cosa. Hay muchos alimentos y platos que comemos a diario que ayudan a que el cuerpo trabaje, como el gazpacho. No hace falta recurrir a preparados industriales de batidos o a alimentos muy caros que lo ofertan con unas propiedades concretas», apostilla Sandra Gómez.

Sin embargo, hay un factor crucial que se nos olvida a la hora de hacer la compra: la calidad. Para esta dietista-nutricionista es la clave para saber que lo que ingerimos es beneficioso para nuestro organismo. Pero, ¿hasta qué punto? «Si te comes una fruta con poco o ningún sabor y la comparas con el sabor de otra de cultivo ecológico o de variedad más autóctona que tienen otro gusto y aroma podemos deducir que su composición no es la misma, al igual que no lo son los nutrientes que contienen y que por tanto nos comemos», asevera.