Siglos de tradición atesoran la elaboración de la aceituna Aloreña de Málaga, desde su recolección hasta su aderezo. La recolección debe ser manual mediante la técnica de «ordeño», que exige ir seleccionando las aceitunas de mayor calibre y mejor aspecto. Posteriormente, las aceitunas son partidas y puestas en salmuera. Tras este proceso, las aceitunas se aliñan con hinojo, tomillo, ajo y pimiento, aliños típicos de la zona que le dan un característico aroma y sabor.

Es un proceso totalmente natural y artesanal que se hace en su zona de producción desde tiempos inmemoriales. La mayoría de los olivares son explotaciones familiares con pocas hectáreas, lo que facilita el control de su trazabilidad, la cual continúa en las industrias aderezadoras con DOP.

Para garantizar la seguridad alimentaria del producto, así como también, para la continua mejora de la calidad del mismo, el proceso de producción descrito se ha adaptado a las normativas actuales que han permitido producir un producto seguro.

La Denominación de Origen reconoce tres productos diferenciables según su grado de fermentación y amargor: Aceitunas Aloreñas de Málaga Verdes Frescas, Tradicionales y Curadas.

Dado su escaso contenido en oleuropeína, componente antioxidante detectado en boca como sabor amargo, estas aceitunas no necesitan tratamiento con sosa cáustica, de ahí que se endulcen únicamente con agua y sal, conservándose así la textura fibrosa del fruto fresco y una alta proporción de nutrientes.

El Consejo Regulador de esta Denominación de Origen certifica el producto según su proceso de producción, elaboración, transformación y envasado en base a la norma UNE-EN ISO/IEC 17065 y el Reglamento de esta DOP. Garantizándose así la calidad y autenticidad de esta aceituna, vinculadas estrechamente a su origen de producción.