Tiene mucho mérito plantarse en la popular zona de Teatinos, territorio de universitarios y de la tapa, y montar un restaurante que no solo no las sirva, sino que, además, apueste por una cocina de productos de calidad. Con un concepto muy fresco y vanguardista, Boca Llena irrumpió en junio de 2017 en el panorama gastronómico malagueño con una carta tan creativa y canalla como el mono que abandera el local.

Los hermanos Fali y Alberto Sánchez son los dueños del restaurante. Ellos vienen del mundo de la franquicia hostelera y les apetecía empezar de cero con un concepto propio.

Cuando definieron la idea de Boca Llena respecto de la calidad, ahora tocaba demostrar que iban en serio. Un mes y medio a puerta cerrada haciendo pruebas comprobó que sí, que querían apostar por una gastronomía cuidada. Reuniones con profesores de escuelas de hostelería para realizar catas de hasta veinte platos antes de abrir el negocio asentaron las bases de este local. El resultado son propuestas muy actuales, versátiles, con guiños a la cocina tradicional y que no admiten la quinta gama como parte de su día a día. Los platos que Fali elabora con su equipo de cocina se distribuyen en una carta y unas diez sugerencias por semana. En las 'monerías', perfecto para compartir, destaca el atún rojo de Barbate con ajoblanco de piña, suave y refrescante con una importante presencia en boca del sésamo. Un plato interesante para disfrutar del atún. El ceviche de corvina es otra elección para la temporada que entra. Correcto en acidez, aunque quizás un poco escaso de cilantro, perdiendo la frescura y el aroma tan característico. El marinado no termina de convencer. En cuanto a la rusa, este local añade granada y otros elementos que presumiblemente no encajan con la receta original y sin embargo funcionan, siendo un plato con mucha salida. Los canelones de rabo de toro con salsa de foie son una cuestión aparte. La pasta al dente y el guiso rico y sabroso. Muy logrados y de ración generosa. Cuatro canelones bien repletos de carne. Una apuesta acertada. Al igual que las croquetas, que son caseras. Dos personas las bolean a diario. Tienen una alta demanda.

La carta prosigue con el 'jardín de los monos' de ensaladas; 'con mono de arroz' en el que trabajan marineros, risottos y el negro que elaboran con un fumet de pescado de morralla; en 'della mona Lisa', rincón de la pasta, puedes elegir entre gnocchis y papardelle; en el 'mono al agua' se hace un tributo al pescado con una corvina fresca, atún rojo o un tradicional bacalao al pil-pil. Ya en 'leña al mono' encontramos pluma de bellota a la brasa, entrecot de lomo alto de vaca madurada o la hamburguesa de ternera y cerdo ibérico a baja temperatura. Todo con precios sensatos.

En abril tendrán la nueva carta que contarán con platos tan sugerentes como lasaña de wonton de vaca madurada o bacalao a la malagueña. Una conjunción de tradición y vanguardia que es el hilo conductor de este restaurante y que, de momento, equilibran bien. La apuesta por el producto es caballo ganador.

La guinda

Los fuera de carta. Para dar mayor dinamismo a la cocina, habitualmente hay unas diez propuestas que entran y salen de la carta. Depende del mercado y la temporada. Tanto Fali como su hermano están muy volcados en cocina y confían en crear platos sencillos y desenfadados. Así, se pueden descubrir las croquetas de pulpo con tinta de calamar y ralladura de limón; el solomillo de vaca, foie y pastel de boniato, la presa de Joselito servida con patata asada; los molletitos de gambas al pil-pil o el bacalao con sobrasada y manzana asada.

El detalle

Vino para todos. Al igual que pasa con la parte gastronómica, en cuanto a las referencias de vino la carta es muy laxa al poder encontrar caldos a precios muy asequibles que te permitan maridar la comida con diferentes opciones u otras posibilidades de mayor alcance. De este modo, si ojeamos las referencias es posible hacer una ruta por España probando tintos, rosados, blancos, espumosos y cavas. Riojas, Riberas, Ruedas, Málaga, Extremadura, Rías Baixas o Alicante están presentes en la mesa de Boca Llena.

A mejorar

Observar las mesas. Qué importante es saber mirar tu entorno. En sala es fundamental el contacto visual con el cliente. Puedes atender su demanda o atisbar sus necesidades. Pese a que la educación y amabilidad rezuman, es de elogiar y se agradece, hay que controlar los tiempos para saber marchar los platos y que éstos no pierdan temperatura cuando aún se anda en otros quehaceres fríos que requieren la atención del comensal o echar un ojo para que el pedir la bebida no sea tan insistente.