Natural de la localidad de Archidona, el doctor Emilio Alba lleva toda una vida profesional vinculada a la lucha contra el cáncer. Es catedrático de Oncología de la UMA y actualmente es director de la Unidad de Oncología Intercentros de los Hospitales Universitarios Virgen de la Victoria y Regional de Málaga, cuya misión además de proporcionar a los pacientes el acceso a un diagnóstico y un tratamiento del cáncer de alta calidad científica y humana también es la de promover la docencia acerca del conocimiento del cáncer entre profesionales y la población general. Cargo que compagina como director del Laboratorio de Biología Molecular del Cáncer de la UMA y con la presidencia de la Asociación para la Investigación Oncológica en Málaga (AIOM). Además, pertenece a la ESMO (European Society of Medical Oncology) y a la ASCO (American Society of Clinical Oncology). Con semejante currículo del que poco le gusta presumir, «vaya que piensen que es de engreído», el doctor Alba es uno de los especialistas más reputados en su campo. En materia de cáncer lo tiene claro: un estilo de vida saludable con buena alimentación y ejercicio físico es la mejor receta para su prevención. Y encender los fogones, los de casa, los de toda la vida. Guisar y que la olla haga chup chup es el primer paso para esquivar enfermedades.

P La salud y la dieta están íntimamente relacionadas, pero ¿hasta qué punto?R

La salud y la dieta se han correlacionado desde la Grecia antigua, Hipócrates ya lo relacionaba. Hace más de 2.000 años que lo sabemos. En la Grecia clásica ya había preocupación por la dieta y la salud y hay textos en los que se daban consejos de salud. De eso ya no tenemos la menor duda.

P Pero es ahora cuando está de moda hablar de estos dos conceptos relacionados...R

Sí, ahora es cuando más se habla de la salud y las dietas y paradójicamente es cuando hay más gordos que nunca. La sociedad habla de suplementos alimenticios, hay 'verdaderos' profetas de todo esto, pero sin embargo los lineales de los supermercados están invadidos por alimentos procesados. Hay mucho interés sobre estas cuestiones, en teoría, pero no se pasa a la práctica.

P La dieta mediterránea ha quedado atrás en muchos hogares.R

Andalucía, concretamente, es la comunidad con más obesidad infantil de España. En el mundo moderno no hay cabida para la dieta mediterránea, no hay tiempo para cocinar, ya no se cocina. Ese concepto de vida está muy implantado en la sociedad anglosajona y nosotros actualmente estamos copiando ese modelo. Deberíamos volver a nuestra costumbre de elaborar nosotros la comida. Aunque para ello hace falta un cambio social importante. Para hacer la comida como antes hay que tener tiempo para poder ir a comprar y después para cocinar. Aunque también hay que añadir otro factor, ahora la gente no sabe cocinar.

P Usted habla de la elaboración de recetas caseras y cambios de hábitos en la sociedad. Pero si simplificamos, ¿sería cierta la afirmación de que hay alimentos que no son beneficiosos para nuestra salud o es cuestión de qué hacemos con ellos y cómo los preparamos?R

Bueno, hay alimentos que sí tienen efectos beneficiosos para la salud como las verduras, las frutas, las legumbres, el pescado azul y las hortalizas, pero más que eso, al final es el estilo de vida que tengas. Eso es lo que hace tener más o menos probabilidad de tener o no problemas de salud. Y a tu dieta, hay que acompañarle el ejercicio físico. Si hacemos ejercicio, vamos a tener mejor salud que otras personas que consuman procesados. Pero claro, lo de la hortaliza en casa es más caro y más laborioso. Es más fácil y barato hacer cola para comprar un pollo asado que preparar un cocido, unas lentejas o un pescado al horno.

P Todo influye...R

En realidad, en el tema alimentario hay una máxima muy curiosa. A menor renta y menos educación más probabilidad de tener problemas de salud y obesidad. Siempre se cumple. Lo vemos en pacientes a diario y en gestos cuando vamos a la compra de carritos llenos de zumos industriales. El hábito de consumir zumos en tetrabrik es una bomba calórica y es algo muy habitual.

P Ahora unos determinados hábitos alimenticios y el cáncer parecen ir de la mano, ¿cuánto hay de realidad en esto?R

En esta historia intervienen varios actores. El primero, el rey del mambo es el tabaco y después la alimentación y hábitos de vida por encima incluso del componente genético. Pero no hay alimentos veneno ni tampoco milagrosos. Es cierto que hay alimentos que se relacionan con una mayor capacidad de incidencia contra el cáncer como las crucíferas o el tomate en el cáncer de próstata. Pero, sí está más relacionado con el sobrepeso hasta siete veces más, en el cáncer de utero y cinco en el de esófago. Más o menos la misma probabilidad que con el tabaco, respecto del cáncer de pulmón.

P Si existen patrones de alimentación y estilos de vida con los que la probabilidad de tener cáncer es menor, ¿también hay hábitos alimenticios que ayudan a evitar una recaída?R

Depende de en qué tumores, en el de mama sí. A las pacientes de cáncer de mama se les recomienda que se mantenga en su peso y que hagan ejercicio físico. Eso es muy preventivo. Sin embargo, en otros tipos de cáncer no se ha estudiado tanto.

P ¿Qué opina de que actualmente parece que se pudiera combatir el cáncer con té verde, cúrcuma, limón o apio...?R

Eso es una chorrada, el té verde, por ejemplo, también es tóxico para el hígado si se toma en grandes cantidades. No hay alimentos milagro.

P Otra moda para prevenir el cáncer es la dieta alcalina, que consiste en comer alimentos alcalinizantes frente a los neutros o ácidos. ¿Qué piensa de estas dietas?R

Tampoco tienen validez ni está probado, es un delirio. El cuerpo mantiene el ph 7.4 durante toda la vida. Cundo te separas de esta ph se ponen en marcha todos los mecanismos para que se vuelva a esa cifra. Y si se separa mucho, te mueres.

P Por tanto, eso de los superalimentos, ¿cree usted en ellos?R

No hay alimentos que provoquen cáncer ni que los quite. Lo más importante es el estilo de vida. Eso sí incide. Algo similar pasa con los suplementos de omega 3, por ejemplo, en los que se han experimentado y no se ha dado incidencia científica de su resultado.

P ¿Es marketing para poder vender más?R

Sí, es un gran negocio.

P Nunca debemos sustituir la medicina tradicional por las alternativas, sobre todo en cuestiones tan importantes como el cáncer, pero la propia industria farmacéutica tira de alimentos y plantas para crear fármacos... Se entiende que en esta ocasión ¿sí existe una evidencia científica detrás?R

En general no existe. No hay evidencia científica que soporte dicha relación respecto de los alimentos. Nadie lo ha investigado, ni los que lo proponen.

P Volviendo a la vinculación con el cáncer y la alimentación, desde hace unos años han salido publicaciones, incluso de la comunidad médica, hablando de esas recetas contra el cáncer y su capacidad de prevenir la recidiva. ¿Es positivo lanzar este tipo de mensajes al paciente enfermo de cáncer?R

Eso tiene un valor científico nulo. No es positivo para el paciente. Muchos pacientes tienen un sentimiento de culpabilidad y parece que seguir estas dietas les sirve de expiación. Es como si fuera una penitencia. Se ha escrito mucho sobre el azúcar y su incidencia. Sin embargo, las células cancerígenas se alimentan de trifosfato de adenosina (ATP), pero el problema no es el azúcar. Los tumores comen lo que tengan. El evitar comer azúcar es un método preventivo porque su ingesta provoca obesidad y eso sí está relacionado con el cáncer, pero no cuando ya está la enfermedad. No es que haya que dejar de comer azúcar. Siempre la hemos consumido. Históricamente, el azúcar refinado es algo reciente. Por ejemplo, los árabes ya hacían sus dulces con algarroba, que es un azúcar pegado a la fibra, no es como comerse un bollo industrial. Además, es una azúcar que tiene un comportamiento nutricional totalmente diferente ya que es de absorción lenta.

P Por último, otra tendencia es comer todo ecológico, ¿es realmente necesario para comer bien?R

Sí, está bien, no digo que sea negativo. Es bueno el hecho de que un alimento no tenga pesticidas. Pero debe estar certificado, que lo ecológico lo sea de verdad.