Salvador Pérez fue fundador de Adisabes (Asociación de Distribuidores de Málaga) del canal HORECA y aunque no estaba previsto, por peripecias del destino, acabó de presidente. Un cargo que ostenta desde que se fundara en 2009 y del que espera pronto un «relevo generacional». Incansable, lleva al frente de sus tres empresas de distribución y logística, Perymuz, cuya matriz está en Málaga, desde hace 30 años, que gerencia junto a sus hijos. Malagueño de cuna, este empresario de 63 años ha visto como su sector en el que lleva toda una vida se tambalea con la llegada de la Covid-19. Desde Adisabes piden ser oídos ante las administraciones y prudencia para sus asociados.

Para situarnos, Adisabes se formó en 2009 en la provincia de Málaga. ¿Cuáles son sus objetivos desde la asociación y a cuántos miembros aglutinan?

Yo tengo mi empresa desde hace 30 años, Perymuz, y siempre he apostado por que la solución pasa por tener una asociación que sirva de interlocutor único para solventar los problemas del gremio: movilidad, horarios para las cargas y descargas, aparcamientos, etc. Los inicios de la asociación fueron duros. Cuando la fundamos no llegábamos a 20 socios y hoy por hoy somos más de 250 empresas adscritas y sigue creciendo pese a cómo está todo. Aunque lo que valoramos es que nuestra asociación va cogiendo peso ante los agentes públicos. Apostamos por el diálogo, y tenemos buena relación con las áreas de Movilidad tanto del Ayuntamiento de Málaga como con del resto de la provincia. Adisabes se creó de una enorme necesidad de mediar y tenemos la suerte de que todas las puertas que tocamos se nos abren.

¿Cómo lleva su sector la reapertura de la hostelería tras el confinamiento?

Sacando poco a poco a personal de los ERTE, pero con mucha precaución. Aún falta mucho para que el sector esté a pleno rendimiento. Hay casi un 50% de restaurantes que aún no han levantado la persiana. Además, se da la situación de que los clientes están muy dispersos, por lo que hay que poner más medios para servirles, pero con menor productividad. Lo estamos pasando mal.

¿Qué supone el sector de la distribución, en términos económicos, para Málaga?

Málaga tiene un peso muy importante a nivel andaluz, y así se ve actualmente. Es la ciudad donde hay más hostelería de Andalucía y por ello donde hay el mayor peso económico en nuestro sector. Facturamos (el sector) cerca de 350 millones de euros sólo en Málaga y provincia; empleamos a más de 5.000 trabajadores y tenemos una flota de servicio de vehículos de más de 1.200 camiones para dar servicio de 12 y 24 horas.

¿Y si hablamos en términos nacionales?

Fedishoreca (Federación Española de Empresas de Distribución a Hostelería y Restauración) y Aecoc (Asociación de Fabricantes y Distribuidores) aglutinan más de 30.000 empresas y mueven más de 70.000 trabajadores. Si ves las cifras de Málaga anteriormente citadas, se puede ver el peso que tiene Málaga. Y respecto a los riesgos de nuestro sector según datos de Fedishoreca la distribución soporta un crédito en la calle que supera los 25.000 millones de euros.

Pese a ello, poco se ha hablado durante esta pandemia de los distribuidores. ¿Qué expectativas tienen?

Nos ha afectado mucho. Nuestro sector es totalmente imprescindible. El fabricante sabe fabricar, pero el distribuidor controla las fechas de la mercancía, su estado para que todo llegue al cliente final en condiciones óptimas y tiene un equipo comercial cualificado que sabe vender y comercializar dichos productos. Hacemos un servicio puente imprescindible. Hay que tener en cuenta que todos los productos que luego encontramos en la hostelería pasan por nuestras manos y por ello debemos tener unas instalaciones bien preparadas, y, sin embargo, no tenemos repercusión. Sólo se habla de que está afectada la hostelería y nosotros también estamos muy preocupados.

¿Podría explicarnos la situación de su sector?

Nosotros compramos al fabricante en firme con pagos a 30, 40 o 45 días y en muy pocas ocasiones a 60 días. Lo que quiere decir es que tenemos mucho crédito en la calle ya que a su vez nuestros clientes nos lo pagan a fechas que pueden llegar a 60, 90 y 120 días. Y la pandemia nos ha cogido con mucho dinero en la calle porque era el inicio de la Semana Santa. En nuestro sector hacemos mucha venta en Navidad que luego cobramos en Semana Santa. El problema es que a nuestros proveedores le hemos pagado, pero el distribuidor no cobra de sus clientes y por eso hemos tenido que tirar de los préstamos ICO. Para que se hagan una idea: una distribuidora media puede tener una facturación hasta 15 o 20 millones de euros en adelante, tiene un estocaje en almacén de 2 millones de euros, mínimo, y en la calle otros tanto; lo que significa que tiene un inmovilizado de unos 4 millones de euros de media. Así, actualmente, hay socios que están negociando con sus clientes un pago que llega, incluso, a 6 meses y un año para poder cobrarlo. Lo que significa que nuestro gremio está haciendo de financiero de la hostelería.

Una posición difícil.

Y tenemos otro riesgo escalofriante. Si los restaurantes cierran y tenemos una deuda pendiente ésta no la vamos a poder cobrar en la vida. Por eso en nuestro gremio igual muchos compañeros no podrán salir adelante.

También van a perder la Feria de Málaga en agosto.

Para nosotros hay tres momentos al año: Semana Santa, Feria y Navidad. Perder la feria es perder la temporada de verano. Pero, además, hay que sumar que no hay conciertos ni verbenas, tampoco hubo noche de San Juan, ni fiestas de colegios, ni ninguna clase de eventos. No hay nada. Nuestras ventas están al 50%. Si una empresa media factura 2 millones de euros al mes y no han llegado ni a 100.000 euros de beneficio, tiene un problema. Y lo que ha podido subir la alimentación no compensa con el cierre sufrido por la hostelería. Lo bares de barrio están trabajando muy bien, las zonas turísticas nada, como el Centro. Sólo mejora algo los fines de semana.

Además, muchos de ustedes también han dado un servicio mínimo durante el confinamiento.

Sí. No hemos querido dejar a nadie sin servir y hemos mantenido abiertos para poder distribuirles, pero eso ha supuesto sólo entre un 5% y 8% del total de la facturación. Sin embargo, hemos seguido trabajando, sobre todo, para el pequeño comercio que aún mantenía su actividad. No hemos querido dejar a nadie en la cuneta, pero no ha compensado los costes con la facturación.

¿Qué pide Adisabes?

Se han hecho reivindicaciones a nivel local y nacional como la flexibilización de los ERTE, entre otras medidas que se las transmitió la patronal a la ministra. Ya no queremos ganar dinero, sino sobrevivir. En mi gremio estamos contratando a media jornada porque no saben de dónde sacar el dinero para afrontar costes. Somos un gremio que pedimos el mismo trato que la hostelería porque no somos oídos. Y claro que necesitamos que ellos salgan a delante también porque vivimos en un 90% de ellos.

Pese a esta vorágine, desde Adisabes ¿tienen algún proyecto en marcha para estimular el sector?

Nos estamos moviendo mucho y nos están reclamando desde Córdoba, Granada y Almería para que le ayudemos a formalizar asociaciones en sus provincias, apoyarles en las negociaciones, etc. Por ello, estamos trabajando para crear una Federación Andaluza de la Distribución, ya que nuestro sector es importante para la economía de la región. Pero para que nuestro sector sea fuerte queremos tener el mayor portfolio para que a través de la asociación encuentren todo lo que necesiten, además de estar muy en contacto con otras asociaciones del sector como empresarios de playa, hoteles, etc. Queremos dar un servicio integral con agilidad y eficacia y, sobre todo, con total seguridad.

Adisabes ante esta crisis, ¿qué mensaje lanza a sus asociados?

Tratamos de darles ánimo y hemos estado enviando información detallada durante el confinamiento para que vean que no están solos. Pero ahora toca decirles que tengan mucho cuidado con a quién dan créditos. No somos profesionales de los créditos, para eso están los bancos. De hecho, las aseguradoras están muy sensibles y tenemos riesgos que no nos lo cubre nadie, porque nosotros pagamos sí o sí a nuestros proveedores por crédito o por compañía de riesgo. Así es que ahora toca: prudencia, prudencia y prudencia.