Gastronomía local

El Balneario: un rincón icónico donde gastronomía y legado se unen frente al mar

Tras una década al frente de la gestión de El Balneario, la nueva propiedad ha transformado este local en un espacio emblemático para disfrutar de la gastronomía malagueña con unas vistas inigualables

Los espetos, todo un clásico en El Balneario.

Los espetos, todo un clásico en El Balneario. / l.o.

Gastronómico

Con la costa de Málaga a sus pies, y las aguas del Mediterráneo como testigo, el eco de un legado histórico resuena entre los muros de un establecimiento con tanta tradición como amor por su tierra. Así se erige El Balneario.

Este espacio emblemático no solo es famoso por ofrecer uno de los atardeceres más hermosos de la ciudad, sino también por haberse consolidado como un referente de la gastronomía local. Bajo la dirección de un equipo de profesionales que se hicieron con la propiedad del local en 2014, entre los que se encuentra Gerardo Lumbreras, El Balneario ha evolucionado para convertirse en un lugar donde tradición, calidad y servicio confluyen en una sinergia perfecta.

Plato de boquerones

Plato de boquerones / l.o.

Trayectoria profesional

Gerardo Lumbreras, malagueño y empresario, llegó a El Balneario tras un giro en su trayectoria profesional. Después de muchos años trabajando en la empresa familiar, en 2012 decidió explorar nuevos horizontes, vinculándose a un mundo que siempre le había apasionado: la gastronomía. Fue en ese momento cuando Gerardo se incorporó al proyecto con una misión clara: devolver a El Balneario su brillo y convertirlo en un lugar que los malagueños y visitantes sintieran como propio.

Desde entonces, los cambios han sido notables. Bajo su gestión, no solo se renovó el interior del local, sino que se incorporó un equipo de profesionales altamente cualificados para garantizar una experiencia única. «El Balneario no es solo un lugar icónico donde ver uno de los mejores atardeceres de la ciudad, sino también un rincón perfecto tanto para el local como para el turista, donde disfrutar de la verdadera gastronomía malagueña de calidad», explica Gerardo.

Calamares fritos

Calamares fritos / l.o.

La propuesta gastronómica de El Balneario es un homenaje a Málaga y su rica tradición culinaria. «Aquí no hay cabida para modas internacionales ni fusiones», comenta Gerardo. La carta se centra en el producto: espetos de sardinas, fritura malagueña, ensaladilla rusa, ensalada de pimientos y pescados cocinados al horno, a la brasa o a la sal. También cuentan con cortes selectos de carne, pero siempre manteniendo la esencia malagueña. Como Gerardo destaca, «la gente viene a El Balneario para comerse Málaga».

Tradición-Modernidad

El espacio de El Balneario también refleja esta dualidad entre tradición y modernidad. La terraza inferior, situada junto al mar, ofrece un ambiente relajado para disfrutar de comidas y cenas mientras se contempla el mar. En la planta superior, el enfoque cambia. En ella se encuentra una terraza exclusiva para bebidas, diseñada para quienes buscan relajarse con una copa en un ambiente chill, con música ambiente y unas vistas espectaculares. Este modelo busca atraer tanto a los amantes de la buena mesa como a quienes desean disfrutar de un tardeo con amigos o simplemente desconectar con un copeo infinito.

Además de su propuesta culinaria, El Balneario se ha convertido en un espacio versátil para eventos de todo tipo. Desde bodas y comuniones hasta eventos corporativos y fiestas solidarias, como la organizada por la Fundación Andrés Olivares.

Gambas a la la plancha

Gambas a la la plancha / l.o.

Sin embargo, no todo ha sido un camino de rosas. Gerardo señala que, a pesar del esfuerzo por mantener vivo este espacio histórico, no siempre han contado con el apoyo necesario por parte de ciertas administraciones públicas. «Queremos mantener este rincón único con vida y brillo. Es cierto, y es una pena, que El Balneario está bastante abandonado por ciertas administraciones públicas, pero nuestra misión sigue siendo aportar un estándar de calidad en un sitio tan diferente como este», afirma.

El Balneario afronta ahora una nueva etapa llena de retos e ilusión. Con la reciente jubilación de Adolfo Jaime, chef del restaurante en los últimos años, la cocina tiene a un nuevo cocinero al mando, cuyo objetivo es, no solo mantener, sino mejorar su propuesta gastronómica. Además, la llegada de Raquel Hernández como directora del proyecto, con dos décadas de experiencia en dirección hostelera, promete elevar la calidad del servicio y aumentar la fidelización de clientes. «Trabajar en El Balneario es un gran reto. Queremos hacer de este establecimiento un verdadero rincón único, manteniéndonos en la órbita y la moda de la Málaga actual», asegura Raquel.

El Balneario sigue siendo mucho más que un restaurante. Es un refugio donde se celebran los sabores de Málaga, un lugar para disfrutar del mar, la historia y la tradición, un imprescindible de la Costa del Sol.

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