Restaurantes
El Cabra Ovidio Playa: la herencia marinera que renace en Pedregalejo
Una familia con alma culinaria reinterpreta un clásico malagueño, apostando por el sabor del mar y el arraigo al producto local

El personal de El Cabra Ovidio Playa de Pedregalejo / L.O.
Gastronómico
En la orilla de Pedregalejo, donde el humo de los espetos se mezcla con la brisa salada del Mediterráneo, ha vuelto a abrir sus puertas un nombre que evoca memoria, tradición y sabor: El Cabra Ovidio Playa. Heredero de una historia que arranca en 1965, este renovado espacio gastronómico resurge con fuerza, guiado por una familia que ha hecho del mar y la cocina su forma de vida.
Hay proyectos que nacen entre charla y charla, a la orilla del mar, con la naturalidad de quien lleva años respirando salitre. Así ocurrió con El Cabra Ovidio Playa, cuando Ovidio Rosado Reina, junto a sus hijos José Manuel, Carlos y Miguel Ángel, decidieron embarcarse en esta nueva aventura. «Teníamos un chiringuito en Sacaba, pero como era muy de temporada, surgió esta idea en Pedregalejo. Aquí hay más movimiento durante todo el año», cuenta Ovidio, con ese tono entre orgulloso y sereno que solo da la experiencia.
El nombre no es nuevo, ni mucho menos. El Cabra tiene raíces profundas en la memoria gastronómica de Málaga. «Lo hemos mantenido porque tiene mucha tradición y mucha trayectoria, desde el año 65. Es muy emblemático», explica la familia. Una forma de rendir homenaje a los que estuvieron antes, a los sabores de siempre, pero también una manera de reescribir su propia historia.

Aunque El Cabra Ovidio Playa no es un asador, ofrecen una selecta selección de carnes, como solomillo o entrecot. / L.O.
El alma marinera de El Cabra
La propuesta gastronómica de El Cabra Ovidio Playa se ancla en lo que siempre fue su esencia: la cocina marinera. Aquí, el producto es el protagonista indiscutible. «Nos vamos a dedicar al producto malagueño. Lo que ha sido siempre El Cabra: guisos marineros, marisco, pescaíto frito, pescao a la plancha, espetos…», enumera Ovidio, con la claridad de quien sabe que en la sencillez bien hecha está el secreto.
Y es que la barca de espetos, flanqueada por urtas, rodaballos y sardinas chisporroteando sobre las brasas, no solo es un símbolo; es el corazón del restaurante. La intención es clara: dar el máximo protagonismo a la cocina del mar, con un respeto absoluto por la materia prima y una ejecución basada en la tradición.
No obstante, los Rosado Reina no renuncian del todo a su sello más carnívoro, ese que los vincula inevitablemente con su asador. «Nuestro nombre está asociado con la carne, así que vamos a darle nuestro toque, pero no va a ser la gran oferta. Habrá solomillo, entrecot... pero esto no es un asador», aclaran.
Una nueva generación con hambre de mar
El Cabra Ovidio Playa es, ante todo, un negocio familiar. Una empresa que crece entre fogones y brasas, en la que cada miembro aporta lo suyo. «Mis hijos son gente joven, con ganas, con ilusión y con hambre de comerse el mundo», afirma Ovidio con orgullo. Y ese ímpetu se nota en cada rincón del local: en el trato cercano, en la puesta en escena y, sobre todo, en la vocación de seguir creciendo.
De momento, la mirada está puesta en consolidar el restaurante, hacerlo florecer con los ritmos pausados del mar. Pero las ideas no faltan. «Siempre decimos que no vamos a hacer más nada, pero cuando algo nos apasiona, lo hacemos», dice entre risas. La pasión es, después de todo, el mejor ingrediente.
Platos con sabor a orilla
En la carta, los clásicos se reafirman con carácter propio. Las frituras doradas y crujientes comparten espacio con pescados a la plancha donde el punto justo lo es todo. Los guisos marineros, elaborados con paciencia y saber antiguo, recuerdan a aquellas cocinas de abuelas que no necesitaban más que producto fresco y tiempo. Y por supuesto, los espetos, que en El Cabra Ovidio Playa no son un guiño turístico, sino una declaración de principios.
Ubicado en uno de los enclaves más vibrantes de Málaga, El Cabra Ovidio Playa respira Pedregalejo por todos sus poros. La elección no fue casual. «Es un sitio que nos gustaba mucho. Hay mucha afluencia de gente», cuentan. Y es que esta playa, con sus casas blancas y su paseo lleno de vida, tiene algo de refugio. Un rincón perfecto para renacer, para empezar de nuevo, sin olvidar de dónde se viene.
Reflotar un clásico no es tarea fácil. Requiere respeto, memoria y, sobre todo, ganas. En El Cabra Ovidio Playa, tradición y futuro caminan de la mano, en una propuesta que respira autenticidad. La historia continúa, esta vez con nuevos protagonistas, pero con el mismo telón de fondo: el mar, el fuego y el sabor de Málaga.
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