Hoy, 20 de noviembre, se cumplen cuatro años de la mayoría absoluta lograda por Mariano Rajoy en las urnas y los partidos toman posiciones ante la campaña de los comicios que justo dentro de un mes determinarán si habrá relevo o no en el Palacio de la Moncloa. El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha destacado hoy que este viernes se cumplen "4 años de cambio" y ha animado a los ciudadanos a mantener su confianza en el PP.

Cuando la economía y el desafío independentista en Cataluña parecía que iban a ser los principales asuntos protagonistas de esa campaña, el terrorismo yihadista se ha colado en los discursos de todas las fuerzas políticas.

Los atentados de la pasada semana en París y la respuesta que ha de darse a una amenaza de la que se es consciente que ningún país está a salvo, ha provocado que se rompan las pautas de un momento preelectoral en el que los líderes políticos sólo ponen el acento en sus diferencias.

Ha habido pocas etapas como la actual con más conversaciones entre quienes en pocas semanas tienen que disputarse el despacho presidencial y, de hecho, parece como si todo el diálogo que algunos han añorado durante la última legislatura, se haya concentrado en apenas dos meses.

Primero fue el paso dado por Junts pel Sí y la CUP con su propuesta para iniciar el camino hacia una "república catalana" y después el reto de frenar acciones como la del viernes 13 en la capital francesa.

Esos son los dos asuntos que han permitido evidenciar coincidencias entre los máximos representantes de partidos que durante los últimos cuatro años se han cruzado duras acusaciones (que se seguirán lanzando en las próximas semanas) a cuenta de las medidas económicas o de la corrupción.

La volatilidad del voto que atestiguan las encuestas y sus vaticinios de que la mayoría absoluta de algún partido va a ser historia en la próxima legislatura, obliga a extremar la precaución para no dar pasos en falso que arruinen sus respectivas estrategias y para no cerrar la puerta a acuerdos con los que conseguir la llave de la Presidencia del Gobierno.

Por ello, y teniendo presente la experiencia vivida tras los atentados del 11 de marzo de 2004, se está actuando con cautela ante la respuesta que ha de darse a las acciones terroristas de París.

Ante el 20D, todos los candidatos están intentando ofrecer una imagen de cercanía que les hace multiplicar su presencia en bares o en programas de televisión en los que se les ha visto o se les verá bailar, cantar, cocinar, coquetear con algún deporte extremo...

La mayoría de partidos de la oposición apelan a la necesidad del cambio y ellos aseguran ofrecerlo con unos cabezas de cartel renovados.

Ni Pedro Sánchez, ni Albert Rivera, ni Pablo Iglesias, de entre los principales partidos de ámbito nacional, han optado anteriormente a la Presidencia del Gobierno, y ese es precisamente uno de los argumentos del PP: España necesita la experiencia de Rajoy y no la bisoñez de otros candidatos ni jugar con experimentos.

El mensaje del presidente del Gobierno y de su partido es que los esfuerzos y sacrificios económicos del principio de la legislatura han dado frutos y son los que han permitido a España salir de la crisis y empezar a crear empleo.

Pero ahora hay que seguir en esa senda para lograr el objetivo que desde hace meses está apuntando Rajoy: veinte millones de españoles trabajando al final de 2020.

Si Gobierno y PP han presumido de sus reformas durante los cuatro años de legislatura, hacia ellas van a seguir dirigiéndose las críticas socialistas con el compromiso de Sánchez de que si es elegido presidente revertirá gran parte de ellas empezando por la del mercado laboral.

Una de sus propuestas estrellas es la reforma de la Constitución para introducir una serie de modificaciones como la que cree que puede ayudar a solucionar el problema catalán.

Pedro Sánchez considera que llega a las elecciones con unidad interna en su partido (una unidad a la que ha ayudado la recuperación de poder territorial en los comicios municipales y autonómicos de mayo) y se ve como el candidato que puede aglutinar los apoyos suficientes de otras fuerzas políticas para ser presidente.

Aupado por la ola de los sondeos, Albert Rivera mantiene la estrategia de la ambigüedad ante las insistentes preguntas de a quién apoyaría Ciudadanos si es clave para la formación del Gobierno, y Pablo Iglesias pretende que vuelva a calar entre los ciudadanos el mensaje que hace un año llegó a hacer de Podemos el primer partido en intención de voto en las encuestas del CIS.

La incógnita del resultado se desvelará dentro de un mes. Queda pendiente saber si esa noche quedará despejada también la duda de quién gobernará.