P ¿Qué le ofrece la candidatura que encabeza a la provincia de Málaga para que merezca la pena darle el voto?

R En primer lugar, nosotros ofrecemos las mejores políticas para proteger y blindar los servicios públicos. Eso significa un proyecto de país en el que estamos hablando de facilitarle sus necesidades a la clase trabajadora y de priorizar ese tipo de políticas. En Málaga, abordar el desempleo es muy importante. No es el único problema. Nuestro programa atiende todas las necesidades, pero si tuviera que subrayar algo sería el combate del desempleo que hace un proyecto de país como es el nuestro, que no se agota en Málaga.

P Ha advertido del riesgo de perder un escaño en favor de Vox por los votos de Más País, y la cabeza de lista del partido de Errejón, Carmen Lizárraga, le ha respondido que los dos diputados de Unidas Podemos deberían haber servido para apoyar un gobierno progresista, ¿qué le parece este comentario?

R Hemos trabajado de forma incansable para conseguir un acuerdo de izquierdas. Nuestros diputados están para eso. Y la labor que hemos hecho algunos de mediadores, por ejemplo yo, creo que ha sido muy importante a pesar de que no lo hayamos conseguido. Si no lo hemos conseguido, no ha sido por el esfuerzo de nuestros diputados sino porque Pedro Sánchez tenía una hoja de ruta que él mismo acabó reconociendo. Pedro Sánchez dijo que no hubiese podido dormir si hubiese llegado a un acuerdo con nosotros. Si Pedro Sánchez no quería, nosotros no podíamos llegar a ese acuerdo.

P ¿La división de la izquierda es una herencia del 15-M?

R No lo creo. La división de la izquierda procede de decisiones erróneas de dirigentes políticos. En la provincia de Málaga hay que entender, por ejemplo, que el errejonismo lo representa Alberto Montero y él está haciendo campaña con nosotros. Hay que distinguir entre la pluralidad de la izquierda, que es sana y necesaria, y las decisiones erróneas de organizar partidos aparte que lo que hacen es fragmentar la izquierda.

P ¿Por qué existe el errejonismo y no existe el garzonismo?

R (Risas) En la política de hoy en día, los partidos cada vez son más hiperpersonales. Los líderes imprimen la mayor parte de la toma decisiones. En Izquierda Unida, esa corriente no nos gusta. Defendemos una democracia más participativa. Tenemos órganos de decisión donde todo es mucho más colectivo. Supongo que hay gente que es más partidaria de lo que yo defiendo que otra. Evitamos caer en ese tipo de etiquetas porque preferimos las ideas, los elementos colectivos. Yo hablo de errejonismo porque ellos mismos hablan de errejonismo. No por una decisión concreta.

P ¿Le sorprende que, tras cuestionar la actuación policial en Cataluña, candidatos de otros partidos se escandalizaran hasta el punto de atacarle con dureza?

R No. Hay muchos dirigentes que están siendo unos enormes irresponsables y lo que están haciendo es incendiar. Y eso quizás les dé votos, pero no va a resolver los problemas. En Cataluña, hay una violencia desmesurada por parte de unos sectores independentistas. Y eso hay que censurarlo. Pero también hay, y lo hemos visto en televisión, algunos excesos policiales que han conducido a detenciones de periodistas, por ejemplo, y no está bien negarlo. Hace falta mesura, serenidad, prudencia y hay dirigentes en este país, de Ciudadanos, PP, Vox e independentistas, que están encantados de que les cale el conflicto. Eso es un problema. Necesitamos gente que baje el balón al suelo y hable de cómo resolver esto a través del diálogo y de la política. Si incendiamos e incendiamos, no va a salir nada bueno.

P ¿Cree que los disturbios se hubiesen evitado si la gestión de los gobiernos de PP y PSOE en el problema catalán hubiese sido otra?

R Hay que aceptar que nuestro país es plural y no es un país homogéneo, sino diverso. Tenemos que construir un país que seduzca también en Cataluña. Nosotros hablamos de república federal, de una república con contenido social, y esperamos que ese proyecto seduzca en Cataluña. Quiero que la gente de Cataluña se quiera quedar en España. En la práctica, los proyectos del PP o del PSOE no han sabido hacer eso. Y luego tenemos un independentismo que, como hemos visto desde Artur Mas, ha usado la bandera para esconder sus recortes en sanidad y educación y han alimentado un independentismo que es una quimera. Es imposible ir hacia una declaración unilateral de independencia. Esto ya se ha demostrado como un camino impracticable y, sin embargo, todavía hay mucha gente que tiene fe en que eso pueda suceder. Esa gente está encantada de que en el resto del país haya dirigentes como Albert Rivera diciendo barbaridades.

P ¿Es posible rentabilizar en las urnas la exhumación de Franco?

R La gente lo tiene amortizado ya, lo había descontado en sus decisiones de voto. Creo que estamos hablando de un proceso necesario. De una victoria de la gente que luchó por la memoria democrática y contra el franquismo. Espero que sea un primer paso para poner a nuestro país a la altura de países como Francia, Italia o Alemania, que acabaron con los restos facistas hace ya mucho tiempo. Pero yo no lo vería como una cuestión electoral. El PSOE ha intentado rentabilizarlo, pero es algo que va mucho más allá de las elecciones.

P Esta misma semana, un hombre ha sido condenado por empujarle e insultarle cuando estaba con su mujer en Rincón de la Victoria, ¿ha sido el episodio más triste de su carrera política?

R Ha sido uno de ellos. Fue un incidente que ocurrió el año pasado. Yo estaba en Rincón de la Victoria con mi mujer, embarazada y a unas semanas de salir de cuenta. Y un señor, del que luego se demostró que es de una ideología ultraderechista, nos intentó agredir. Nos empujó e insultó. Después reconoció en el juicio que le había afectado ver en el telediario la supuesta llegada e invasión de inmigrantes en España. Es un síntoma de por donde no debemos ir. Es un síntoma de los excesos verbales de los políticos y de las exageraciones de mucha otra gente que alimentan el odio y, al final, se traducen en sucesos concretos como el que desgraciadamente sufrimos mi mujer y yo. Esperemos que no se repitan y que consigamos que la política, en vez de incitar al odio, también sea capaz de abrir cauces pacíficos.

P Imagine que va por calle La Unión camino de la sede malagueña de IU y aparece el genio de la lámpara, ¿cuántos de los 11 escaños de la provincia y de los 350 de España le pediría?

R Si fuera un deseo, los suficientes para gobernar y poner en marcha nuestras políticas en beneficio de las familias trabajadoras. Siendo más realistas, tenemos el objetivo de garantizar los dos que tenemos. Y si es posible, mejorarlos atrayendo a mucha gente que está frustrada, y con razón, pero a la que hay que animar a que vaya a votar. Si la izquierda se queda casa, es muy probable que ocurra lo que pasó en diciembre en Andalucía. Siendo prácticos, aspiraría como mínimo a mantener los resultados.