­En todos los ámbitos de la vida, primero suceden las cosas y después se digieren. Hasta los políticos hacen la digestión. Como era de esperar, se empezó a comprobar ayer en una jornada de resaca en la que ya se apreciaron ciertos matices, dentro del cúmulo de ingredientes básicos con los que unos y otros cocinaron sus discursos para que se consumieran en caliente la misma noche electoral del 10-N.

En el marco de esa mezcla sui generis que interpreta los resultados que en verdad cuentan -los nacionales- dejando un pequeño guiño para los locales, las reacciones en las distintas fuerzas continuaron especialmente instaladas en el anhelo subjetivo del desbloqueo y en una búsqueda de culpables que ilustre el auge experimentado por Vox a todos los niveles territoriales.

Sin salir de los mentideros malagueños, también se cumple la tónica nacional de que el único partido que no le echa la culpa a Pedro Sánchez de la repetición electoral, en la que ha explotado Vox, no es otro que el suyo: el propio PSOE.

Y, respecto a las posibilidades de desbloqueo, las principales novedades llegaron en distintas direcciones desde el PP. Lo más contundente fue que el alcalde, Francisco de la Torre, ya hablase de una abstención popular para favorecer el Gobierno socialista. En cambio, el cabeza de lista Pablo Montesinos también habló de acuerdos pero dijo que antes Sánchez «debe irse».

PP y Vox: empate técnico

La presencia de PSOE y PP como fuerzas con más representación por Málaga disimula el impacto real de Vox en esta circunscripción. Durante la mayor parte del recuento, el partido de Abascal fue la segunda fuerza más votada y únicamente cedió en el último suspiro el tercer escaño que ha posibilitado la incorporación al hemiciclo de la carrera de San Jerónimo del popular Mario Cortés. Con el 100% escrutado, la diferencia entre PP y Vox ha sido de 825 sufragios, lo que en una cita en la que se pronunciaron 762.924 ciudadanos arroja un empate técnico.

La caída naranja

El batacazo de Ciudadanos, que ha derivado en la dimisión de Albert Rivera, se dejó sentir inevitablemente en tierras malagueñas. La debacle fue mucho más allá del hecho de haberse cobrado el escaño de Irene Rivera. La formación ha pasado en medio año de ser la segunda fuerza en la provincia a convertirse en la quinta y en la que menos apoyos ha recabado de las que han obtenido representación. La caída naranja ha implicado una bajada de más de diez puntos porcentuales y casi 93.000 votos menos, al caer desde los 159.316 de abril hasta los 66.580 del domingo.

Tamaño descenso se fue reflejando, la noche electoral en su sede de calle Cuarteles, en los rictus de la ex de UPyD Noelia Losada, el consejero de Educación Javier Imbroda o del único diputado electo, Guillermo Díaz, quien ayer se hizo una foto en Madrid con Albert Rivera y lo definió como «el hombre por el que entré en política, el mejor presidente que pudo tener España, el que da el mejor consejo en el momento oportuno, quien me enseñó talentos y habilidades que desconocía que yo tenía».

Izquierda fragmentada

La división de la izquierda que representaba la competencia entre Unidas Podemos y Más País sigue dando de qué hablar. Al igual que sucedió en los comicios municipales de mayo en Málaga capital cuando Málaga Ahora le restó votos a Adelante, los 14.000 votos cosechados por el partido de Errejón se usan como arma arrojadiza. Este respaldo supone el grueso de los 20.000 sufragios que ha perdido la confluencia de IU y Podemos, que en días pasados llegó a pedirle a Más País-Equo que retirase su candidatura malagueña ante las escasas posibilidades de que lograse representación por la provincia.

La gran damnificada ha sido Eva García Sempere, quien en la reciente legislatura exprés de cuatro meses había sido la diputada malagueña con una mayor actividad parlamentaria. La pérdida de su sillón ha sido definitiva para que en la provincia se invirtiese la tendencia a favor del bloque de derechas, que se impuso por 6 a 5 diputados.

Esta realidad también está dando lugar a todo tipo de especulaciones a nivel nacional, pues la suma de Unidas Podemos y Más País arroja más votos que Vox, e incluso da para interpretaciones regionales. Ayer mismo, el sector de Podemos partidario de acudir a las elecciones generales con un bloque andaluz de izquierdas dio por hecho que, si se hubiera concurrido con la marca Adelante Andalucía, «no se habría perdido el segundo escaño en Málaga».

Con este panorama, cabe añadir que si en algo coinciden Unidas Podemos y Más País es a la hora de atribuir a «la irresponsabilidad» del PSOE el ascenso de Vox. No obstante, la cabeza de lista errejonista por Málaga, Carmen Lizárraga, va más allá e incluye a la confluencia de IU y Podemos en el paquete de culpables, lo que dibuja de nuevo un escenario en el que se ve a la izquierda partida por una brecha.