Ni ruptura en canal con el bipartidismo ni tendencia a la contra de lo que se ha ido fraguando en los platós y en las calles en los últimos cuatro años. Las elecciones en Málaga concluirán con un escrutinio que se parece bastante a lo que se pronostica a puerta cerrada en los laboratorios de la mayoría de los grupos políticos. Al menos, según el sondeo de Celeste-Tel para La Opinión, en el que se asiste a unos resultados que, en la foto fija del periodo comprendido entre el 1 y el 12 de diciembre, no dejan lugar a dudas. Con un total de 3.200 encuestas como aval científico- 400 de ellas en la provincia- el estudio da al PSOE como la fuerza más votada, aunque empatada en diputados -cuatro a cuatro-con el PP, mientras que los nuevos partidos debutan, como se presumía, abarcando el resto del pastel; sobre todo, Ciudadanos, que devora los 140.000 votos restados a los populares (dos escaños), pero también Podemos, que se queda en uno, si bien con un respaldo (103.165 papeletas), que deja a la formación muy por encima de la consideración -principalmente, aritmética- de nueva Izquierda Unida.

La encuesta refleja un cambio que se agiganta -así se esperaba- en la comparación con la convocatoria de 2011. Si las formaciones de nuevo cuño no se imponen como las más apoyadas -entre ambas suman un tercio de las votos-, sí que se advierte una transformación del mapa sociopolítico malagueño, y no sólo en este punto, en relación a hace apenas cuatro años. Despojado de la catapulta del efecto de castigo a Zapatero, y tal vez debilitado electoralmente por los recortes, el PP pasa de acaparar la mitad de los votos, que le valieron para duplicar en número de representantes al PSOE, 6 a 3, a conformarse con el 28,3 y el segundo lugar entre las preferencias de voto de la provincia. En su caso, la fuga de papeletas parece tener como claro beneficiario a Ciudadanos, que se estrena en los comicios con 150.000 apoyos, apenas 60.000 menos que los populares. En lo que respecta a Málaga, la tendencia se completa con los socialistas ligeramente al alza y Podemos en plena fagocitación del caladero dejado por IU, la abstención y otras fuerzas minoritarias.

La orientación del voto prevista para Málaga concuerda en gran medida con la analizada para el resto de provincias, con la excepción abultada de Sevilla, que vuelve a ser coto del PSOE, con el doble de escaños que el PP, y Huelva y Jaén, donde los socialistas ganan sin conceder ni un sólo repesentante a los nuevos partidos.

Todos estos números dan un resultado en Andalucía que tiene una diferente lectura en función de la convocatoria pasada con la que se confronte. Si es la de 2011, se vaticina a un PSOE con menos votos, pero aupado por el nuevo reparto hacia la primera posición, con 26 escaños -uno más-y un tercio (el 33,6 por ciento) de los apoyos. El castigo al PP no deja de ser abultado. El respaldo a Rajoy en la comunidad se reduciría en un 16,6 por ciento, con un parte de baja de 11 representantes que vuelven, también en este apartado, a impulsar a Ciudadanos, con 9 escaños. Podemos, por su parte, sumaría más de medio millón de votos y ganaría 4 diputados, mientras que IU, que obtuvo dos, se desmoronaría, sin sitio por la circunscripción en el hemiciclo.

El baile es, no obstante, mucho menos acentuado si se aborda con el anclaje puesto en las autonómicas, la primera de las convocatorias electorales a nivel regional en la que concurrieron las cuatro formaciones que ahora comandan el espectro político. Los socialistas, aunque virtuales ganadores, pierden 2 puntos en relación a la candidatura de Susana Díaz, justamente los que avanza el PP, que en marzo reclutó 300.000 votos menos de la mano de Juanma Moreno. En cuanto a los nuevos, Podemos reduce en 3 puntos sus resultados y Ciudadanos, que fue llave de gobierno, se transforma en un ciclón, con 428.492 papeletas más y un crecimiento de 8,3 puntos. A falta de poco más de una semana para las elecciones, la carrera en la región otorga la victoria al PSOE, pero de manera ajustada y muy lejana al propósito defendido por los socialistas, que aspiran a hacer de Andalucía su motor de asalto a La Moncloa para el 20D.