­Herbert Marcuse fue una especie de progenitor. Julio Anguita se lo grabó a fuego. Había que tejer la unidad popular. Garzón habla del 26J como una fecha para elegir entre dos modelos de sociedad. «Si no construimos en otra dirección, se consolida la precariedad», asegura. Apela directamente a Susana Díaz, cuya voluntad considera como elemento clave para la conformación de un Gobierno de izquierdas. Con tonalidad firme, le propone un cambio omnívoro desde lo social.

¿Habrá un Gobierno de izquierdas después del 26J?

Independientemente de como se defina, espero que después del 26 de junio los resultados hayan permitido una combinación que sitúe a Unidos Podemos en disposición de conformar un Gobierno con aquellos partidos como el PSOE, que simpaticen con un programa de izquierdas y de transformación social. Creo que será algo perfectamente posible.

¿Unidos Podemos nace exclusivamente desde la inteligencia electoral?

Aunque nuestra coalición electoral nos permite vadear la ley electoral y maximizar las opciones de representación, fundamentalmente es un mensaje político. Es un trabajo colectivo en torno a un programa común y, por lo tanto, es mucho más que una mera alianza instrumental. Es un ejercicio que es presa de la necesidad de cambiar la sociedad. Si el resultado es bueno, desde luego, y la gente prima la unidad en las urnas, esta coalición no tendrá marcha atrás.

¿Qué ha cambiado en comparación con el 20D? Hasta llegar al abrazo, la relación entre Pablo Iglesias y usted ha estado marcada por reproches?

Desde el 20 de diciembre hasta ahora, han cambiado las condiciones políticas. Han pasado unos meses de negociación para formar un Gobierno distinto al del PP y nos hemos dado cuenta que en una de esas experiencias, como lo fue aquella mesa a cuatro que nos costó mucho trabajo organizar, que el PSOE tenía un interés claro por conformar un Gobierno en torno al programa de Ciudadanos. Una vez que el PSOE se levantó de aquella mesa, los que nos quedamos sentimos el deber político y moral de trabajar conjuntamente. Y eso sí que era una diferencia. El 20D nos dio una foto y está claro que la única manera de evitar que las políticas de derechas del PP sigan en el poder está en trabajar conjuntamente. Esa enseñanza nos ha permitido dejar de lado toda una serie de hostilidades.

¿A qué ha renunciado IU?

Hay elementos que son muy evidentes. El mayor, es el hecho de que nosotros no tengamos candidato a la presidencia del Gobierno. Es una cesión llamativa dentro de un pacto que cuenta con cosas que nos gustan mucho y otras que nos gustan menos.

Eso les ha llevado a todas luces a un cierto maquillaje ideológico.

Yo creo que no hay maquillaje ideológico, que todo está muy claro. Son dos organizaciones diferentes que trabajamos conjuntamente en torno a un programa. Más allá de cómo lo llame cada uno, lo puedes llamar socialdemocracia o lo puedes llamar con otros nombres, lo cierto es que lo importante son las políticas concretas.

Habla siempre de un momento histórico. ¿España se encuentra ante una encrucijada?

Estamos disputando un nuevo orden social. Se está consolidando, con las políticas de derechas del PP, un orden de precariedad permanente. Eso que Juan Rosell llamó acostumbrarse a no tener un trabajo fijo. Si nosotros no construimos en otra dirección, desde luego, eso se consolidará y dejará hipotecado ideológicamente y políticamente a la generación futura. Para evitarlo, esta suma de fuerzas es un instrumento llamado a estar a la altura de un momento histórico. Una historia entendida desde el punto de vista del bienestar de los que vienen después.

Usted preveía que la unión entre Podemos e Izquierda Unida superaría al PSOE en votos y escaños. El CIS le ha dado ahora la razón.

Hay que tener mucha precaución porque estamos en un entorno de enorme volatilidad. Las cosas pueden cambiar mucho en una semana. Pero sí que señala una tendencia. La gente valora, incluso, prima a la unidad. En un país en el que parece que nadie se pone de acuerdo con otros, que nos hayamos puesto de acuerdo organizaciones distintas en torno un programa común, es un valor. De todas formas, nuestro objetivo no es superar en votos y escaños al PSOE, sino quedar en primer lugar por delante del PP.

¿Cree que el PSOE prefiere dejar gobernar al PP antes de investir como presidente a Pablo Iglesias?

Es una contradicción que probablemente tenga el PSOE, que tiene dos almas. La base social de militantes de izquierdas y de votantes socialistas que quieren sanidad pública, pensiones públicas y educación pública porque se ven reflejados en el PSOE que construyó el estado social en este país. Esa gente, probablemente, esté muy a favor de pactar con nosotros. Pero, también, tiene el alma de Felipe González. El alma de quienes están diciendo de forma explícita que no pueden gobernar los de Unidos Podemos. ¿Cómo se resuelve eso? Pues depende del PSOE y espero que se decanten por lo social.

¿Qué papel cree que ejerce Susana Díaz en todo esto?

Por la experiencia que obtuve en las negociaciones, fue Susana Díaz quien le dijo a Pedro Sánchez que no podía pactar ni con el PP ni con Podemos, y que tampoco podía ir a unas nuevas elecciones. Prácticamente le dijo que tenía que evaporarse. Creo jugará un papel muy importante en el PSOE, sólo que está por ver si están en la dirección de formar un Gobierno de izquierdas o de satisfacer la llamada explícita de Felipe González.

¿Cuáles son las medidas que cree de aplicación inmediata si su coalición pone, o bien apoya al futuro presidente en su investidura?

Creo que son muchas, pero está claro que hay algo que llama la atención sobremanera y es el estado de emergencia social. Un símbolo de que se pueden hacer las cosas de otra forma, sería paralizar los desahucios de aquellas personas con necesidad de primera vivienda.

¿Qué propone Unidos Podemos para crear empleo?

Hay que poner fin inmediato a la política fiscal de la consolidación. Lo que se llama austeridad, pero en realidad son recortes. Si uno sigue recortando, vamos a seguir empobreciendo, teniendo cada vez más desempleo y más empleo de precariedad. Lo que hay que hacer es un plan de inversión pública para revertir esta situación.

¿De dónde saca el dinero para ese plan? ¿Implica una subida de impuestos?

Vendría acompañado de una reforma fiscal progresiva, es decir que paguen más los que más tienen. En nuestro país no es un problema que la gente no pague impuestos, el problema es que hay una minoría social que no paga impuestos. Estamos hablando de hacer una racionalización en los tramos impositivos. Sólo afectaría a las personas que se mueven en los tramos superiores. En estos momentos, alguien que gana 60.000 euros paga lo mismo que el que gana 300.000 euros, y eso es algo que no está razonado. Si nosotros corregimos eso, tenemos un ingreso añadido que asciende en orden de 20.000 millones de euros.