­­El número cuatro de los socialistas a la alcaldía de Málaga deja la Delegación de Salud y Políticas Sociales tras haber batallado en ella en la mayor época de recortes y tras varias revoluciones de batas blancas. Admite sin tapujos que su amor por la política le hace verla desde el prisma de la necesidad por ayudar, por lo que afirma que allá donde vaya se volcará en la gente. Y no lo niega: su mayor reto está por llegar.

Deja la Junta tras casi 3 años al frente de Salud y Asuntos Sociales. ¿Qué se lleva de esta etapa?

Me llevo el cariño de muchísimas personas y haber aprendido del personal sanitario que trabaja en el Servicio Andaluz de Salud (SAS), con su gran experiencia y cualificación. Y haberme permitido participar con ellos en muchas decisiones que han sido importantes y estratégicas para la ciudad de Málaga.

Diga la verdad, ¿se ha llevado muchos malos ratos? Ha gestionado los años más convulsos de la sanidad.

Me he llevado muchos malos ratos, tanto en Salud como en Servicios Sociales. Reconozco que han sido momentos difíciles y lo he pasado mal cuando profesionales magníficos, muchos de ellos jóvenes y muy productivos, estaban contratados al 75%. Me hacía sufrir porque veía a los mejores y más formados cobrar y trabajar al 75%, eso me hacía sentirme mal. Y a nivel de servicios sociales también, porque he visto que la desigualdad durante estos años se ha acrecentado, los más pobres son más pobres y los más ricos más ricos. He visto mucha necesidad, siempre he intentado que desde la Delegación se diera respuesta a esas situaciones que eran injustas. Yo siempre he visto personas, nunca números o expedientes.

Primero diputado, después delegado y ahora quiere ser concejal. Si echa la vista atrás, ¿imaginó que su carrera política sería así, a la inversa?

Siempre me ha apasionado la política y siempre he trabajado de manera intensa donde he estado. Yo no vengo a ponerme medallas o a poner en el currículum que he sido diputado, delegado o concejal. Si he sido diputado ha sido de cercanía, de contacto directo. Como delegado mis puertas siempre han estado abiertas y mi teléfono lo ha tenido todo el mundo, no se lo he negado a nadie. Desde el empresario más alto a personas con una situación de drama social, porque cuando alguien tiene un problema hay que darle una respuesta. Por tanto ser delegado, diputado o concejal no es nada, uno tiene que saber que tiene que trabajar para ayudar a la gente y donde elijan que esté intentar ayudar.

¿Qué próximos retos se marca?

Yo siempre he sido una persona que ha soñado despierta, pero hay una frase de María Zambrano que en su libro Personas y democracia dice: «Querer es querer algo que se ha soñado y que despierto se persigue». Yo siempre he tenido una cosa muy clara, desde pequeño me ha apasionado la política y siempre he querido mejorar y ayudar a la gente. Desde muy pequeño mi gran reto era ser diputado y lo conseguí. Y creo que mi gran reto está por llegar.

De ganar María Gámez, ¿qué área de gobierno le gustaría dirigir?

Tengo una dualidad. Me gustaría ser delegado de Servicios Sociales por el contacto directo y poder ayudar a muchas personas. Pero también me gusta Urbanismo para diseñar la transformación de la ciudad de Málaga.

Y si ocurriera lo contrario, es decir, que no ganasen y María Gámez se fuera, ¿le gustaría ser portavoz de la oposición?

Yo no contemplo en estos momentos otra opción que no sea que María sea la próxima alcaldesa de Málaga. Estoy trabajando para ello y percibiendo el cariño de los ciudadanos. En un acto esta mañana se la comían. Creo que hay opciones para que el PSOE sea la primera fuerza política. Va a haber sorpresas. La veo de alcaldesa.

Los partidos emergentes denuncian que los políticos del PP y el PSOE no tienen oficios conocidos. Usted es biólogo y ha trabajado en un laboratorio. ¿Volvería a su puesto?

Volvería no, volveré. Sé que la política es un estado transitorio en el que estar mientras uno pueda aportar ideas y soluciones a los vecinos de Málaga en este caso para ser concejal, y lo voy a ser, lo tengo clarísimo. Creo que es bueno volver a trabajar tras un tiempo en política. Estoy totalmente convencido porque si estás en política y te lo crees tienes que trabajar 12 o 14 horas diarias, descuidas mucho el ámbito de tu vida familiar y personal. Esto tiene que ser algo transitorio.

¿Cuáles cree que deben ser las cualidades de la persona que le sustituya en la delegación?

Tiene que ser una persona que tenga mucha sensibilidad y capacidad de escuchar y ponerse en los zapatos de quien lo está pasando mal, ya sea para solicitar un salario social, cuando no le queda otra opción, o porque va a hacer una reclamación porque a nivel sanitario no le han atendido de la manera más correcta. Yo he atendido a personas que me han contado dramas y que me hacían sentir mal porque ellos lo estaban pasando mal, o incluso a personas que han hecho reclamaciones de familiares que han fallecido, querían sentir que alguien les escuchara. Por eso tiene que venir alguien así para una delegación tan compleja y tan bonita como la Delegación de Igualdad, Salud y Políticas Sociales.

Estos días de campaña y precampaña se está pateando Málaga. A su juicio, ¿cuáles son los principales problemas de esta ciudad?

El principal problema que tienen los malagueños es el paro, te lo dicen todos. Todo el mundo tiene a alguien en paro, yo también puedo decirlo porque en mi familia mi padre lo estuvo un tiempo. Ahora tiene 71 años pero cuando era un niño se tuvo que poner a guardar guarros y no aprendió ni a leer ni a escribir hasta que con 20 años aprendió en la mili para mandarle cartas de amor a mi madre, por tanto creo que no hay que perder de vista de donde viene uno. La limpieza es el otro problema de Málaga. Todos los malagueños tienen clara una cosa: los barrios están abandonados y sucios y Limasa no funciona. Hay que ser valiente y municipalizarla porque no puede ser que el gasto más grande del Ayuntamiento, que son 90 millones de euros, sea la imagen para los malagueños de una ciudad sucia y abandonada.

¿Cómo lo solucionaría?

En empleo la competencia directa no es del Ayuntamiento, soy consciente, pero sí puede hacer un plan de emergencia social como el de la Junta. También haría incentivos fiscales para los comercios a pie de calle que están sufriendo de forma más dura la crisis, como con la subida del impuesto de ocupación de vía pública. No se han facilitado ayudas para la creación de pymes, hay que destacar que una de cada tres empresas de autónomos son de mujeres, no hay incentivos para que se conviertan en empresarias. El Ayuntamiento ahí puede hacer mucho y ha dado la espalda a los trabajadores, sobre todo a las mujeres.