La euforia tonal del momento, con Juan Cassá autoproclamándose como serio aspirante a ocupar él mismo la alcaldía de Málaga, tan sólo 24 horas después de las elecciones del domingo, ha dado paso al silencio. En estos momentos, tras el revuelo generado por las aspiraciones de su líder, la intención del partido es poner el cuentakilómetros a cero y dejar que se enfríe la situación del momento. Fuentes del partido han asegurado que la estrategia que se baraja en estos momentos es la de no pactar con ninguna fuerza política, lo que complicaría los planes de Francisco de la Torre, que daba casi por asegurado el apoyo por parte de Ciudadanos para poder convertirse de nuevo en alcalde. Cassá, que ha convocado una rueda de prensa para mañana, permanece en silencio desde el pasado lunes y, como informan fuentes de su partido, permanecerá enclaustrado en su casa y no hará ningún tipo de declaraciones. A la ya de por sí imprevisible situación en el Ayuntamiento de la capital, en la que De la Torre ha puesto en manos de Ciudadanos su futuro como alcalde, hay que sumarle el decálogo de medidas que oficializó ayer el comité nacional de pactos de la formación naranja, en el que se establecen nueve condiciones innegocibales que tienen que ser asumidas por los partidos que quieren contar con el respaldo de Ciudadanos. Así, uno de estos puntos manifiesta la exigencia de que los líderes de las formaciones que quieren contar con el apoyo de Ciudadanos, deben elegirse por el escrupuloso procedimiento de primarias. Algo que descartaría, de entrada, cualquier tipo de pactos con el PP. Con la radiografía actual del momento, aunque se tendrían que alinear todos los astros, tampoco se puede descartar un acuerdo a cuatro bandas entre PSOE, Izquierda Unida, Málaga Ahora y Ciudadanos, que alejaría a De la Torre de la alcaldía.