Ciudadanos (Cs) está precipitando el objetivo de convertir a Albert Rivera en el líder indiscutible de la oposición a marchas forzadas. La operación no ha hecho más que acelerarse desde que se conocieran los resultados definitivos de las pasadas elecciones generales. La debacle del PP se ha visto como una oportunidad en el cuartel general naranja, donde han llegado a la conclusión de que es ahora cuando su líder tiene que apretar para sobrepasar de manera definitiva a los populares, situando a Cs como la alternativa real al PSOE. Y es así como los vasos comunicantes que estrechan la política nacional con la local se hicieron notar ayer en toda la provincia de Málaga. Muchos alcaldes socialistas desayunaron este martes con una entrevista de Rivera en ABC, anunciando a bombo y platillo que es «prácticamente imposible pactar con el PSOE a nivel autonómico y municipal». El veto que muchos creyeron exclusivo de la batalla de las elecciones generales, se extiende ahora al panorama municipal, según ha dejado claro el líder naranja. Lo que complica el escenario postelectoral para muchos alcaldes socialistas, que vieron como en 2015 accedieron a alcaldías gracias a, entre otros, los apoyos por parte de los ediles naranja.

Ciudadanos ha demostrado en el pasado cierta capacidad para amoldar sus estrategias a la realidad cambiante. Como prueba, la investidura de Mariano Rajoy tras la repetición de las elecciones. Fuentes consultadas en la formación naranja admiten en la intimidad que emular el cordón sanitario de las generales a nivel municipal no es lo más conveniente, y confían en un cambio de criterio tras el 26 de mayo. «No se puede hacer una fórmula estándar porque cada municipio es su propia circunstancia, y habrá que ver caso por caso, como ya se hizo en 2015, cuando se dio apoyo en unas alcaldías al PSOE y en otras al PP».

En todo caso, la reticencia manifiesta de Rivera para llegar a acuerdos con el PSOE deja en el aire la continuidad de muchos alcaldes socialistas en la provincia, que, presumiblemente, necesitarían de Cs para revalidar las respectivas alcaldías. Hay varios ejemplos: José Ortiz en Torremolinos, Víctor Navas en Benalmádena o Rosa Arrabal en Nerja, por nombrar a los municipios de más relevancia que están bajo mano socialista.

Por el contrario, los aspirantes a alcaldes en el PP se podrían frotar las manos si Rivera se mantiene firme. Aplicando el veto al PSOE a la práctica, el mapa territorial se podría tintar bastante de azul. Especialmente, en las capitales, donde también concurre Vox. Una repetición de la «fórmula andaluza» podría dejar en manos del PP muchas alcaldías que en 2015 se inclinaron hacia el PSOE por medio de Cs.

En la capital, el no a los socialistas supone un verdadero cataclismo para las aspiraciones de Daniel Pérez. El aspirante socialista tiene las ideas y metas muy claras y confía en ser alcalde, contando para la misión suprema con los apoyos de Juan Cassá. Un anhelo que se podría frustrar así, incluso, antes de tiempo.