­Durante mucho tiempo, todo era bastante sencillo en Málaga. El PP ponía al candidato, por regla Francisco de la Torre, y a gobernar la ciudad con holgadas mayorías. Para poner todo en su justo contexto: hay una generación entera de jóvenes malagueños para los que la alternancia política a nivel local sigue siendo mitología. Tras dos décadas de política municipal, todo se reduce a una hegemonía popular inapelable. La estela del cambio ha pasado por muchas ciudades de España, pero lo ha hecho obviando siempre y por completo a Málaga. La habitual dicotomía entre la permanencia y el cambio nunca ha existido realmente en la capital de la Costa del Sol. Amagó en las últimas elecciones locales del 2015, pero De la Torre salvó el resultado en el último asalto y se armó de estabilidad gracias a un acuerdo de gobierno con Ciudadanos. Y radica aquí, precisamente, parte de la carga de interés de esta campaña. ¿Campaña electoral? Sí, campaña electoral. ¿Si todavía resuena un eco machacón de la promesas y enfrentamientos, algunos más pueriles que otros, que han protagonizado los aspirantes a presidir el Gobierno hasta, prácticamente, anteayer? Así lo ha querido este calendario electoral cuasi eterno, que, desde hoy, deja paso a una nueva batalla electoral por el Ayuntamiento de Málaga y por el poder en los otros 102 municipios que conforman la provincia. Sirva el ejemplo anterior de De la Torre para hacerlo extensible a muchos ayuntamientos, donde la gran mayoría de candidatos que parten como favoritos son viejas caras conocidas, en muchos casos, con varios mandatos a la espalda.

No hay vuelta de hoja. Arranca la campaña. Con el ruido de fondo y la resaca todavía de las generales. En teoría, el votante está ante una convocatoria más reñida que la anterior, que fue la que abrió el escenario del multipartidismo. Pero la digestión de los nuevos partidos se ha visto interrumpida por la aparición en la provincia de Vox, que surge como nuevo interrogante y se une a la idiosincrasia de las municipales. El cóctel político que están a punto de degustar los malagueños amenaza, de entrada, con desfigurar el mapa político de la provincia. Otra vez.

Hasta ahora, sigue dominado, en su mayoría, por el PP y PSOE. Aunque con un leve predominio rojo, especialmente, en la Costa, donde los socialistas lograron un elevado poder territorial gracias a acuerdos de coalición con otros partidos políticos, y que ahora esperan repetir. Aunque cada vez parece más complicado mantener los viejos equilibrios, dada la rivalidad y las maniobras tácticas que despliegan y marcan los partidos a nivel nacional.

Como en cada convocatoria, el aldabonazo de la campaña sugiere un panorama en el que han desaparecido partidos y han entrado en escena otros muchos. La diferencia es que esta vez algunos de los nuevos van más allá de la presencia testimonial y apuntan a ser clave en muchas de las formaciones de gobierno. Vox se estrena con 17 candidaturas y apunta a ser determinante, aunque en la gestión de expectativas, los resultados del 28 de abril en las elecciones generales han ejercido de calmante. Otro de los grandes interrogantes aparejados a la cita es saber de qué lado se inclinará finalmente la Diputación de Málaga, que está en manos del PP desde 2011, tras dos gobiernos consecutivos en coalición de PSOE e IU.

Desde entonces, los populares han hecho de la calle Pacífico otro de sus grandes núcleos de poder a nivel nacional. En la medida en la que el poder institucional ha ido menguando a nivel nacional, la provincia de Málaga ha ejercido como dique de contención para Génova. La capital sigue siendo el ayuntamiento de mayor tamaño que está en manos del PP. La institución provincial otorga un enorme poder gracias a un presupuesto millonario. Y sin olvidar la entrada de los populares en la Junta de Andalucía. Un triángulo mágico que desean mantener a toda costa.

Si la presencia de Elías Bendodo en la brega servía para saber de antemano quién era el elegido por el PP para ocupar la presidencia, su marcha a Sevilla abre el campo de dudas. Su sucesor, Francisco Salado, nunca ha revelado si quiere permanecer en el cargo y ha señalado una y otra vez que su único objetivo pasa por revalidar el Ayuntamiento de Rincón de la Victoria es su máxima prioridad.

Futurología incierta, en todo caso, porque el color de la Diputación tendrá mucho que ver con el interior y su capacidad para mantener algunas de las plazas conquistadas bajo la música de derrumbe del PSOE y la sombra alargada de Zapatero, allá por 2011. Antequera es el mejor ejemplo. Uno de los grandes bastiones del PSOE, otrora inexpugnable, cayó en manos del PP, bajo una tutela personalísima de Manuel Barón.

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26M | Empieza la campaña de las municipales

La sombra de las próximas municipales se presume extensa. A los vasos comunicantes con el desenlace de las generales, se imbrican los efectos de la incertidumbre que rodea la conformación del Gobierno de Pedro Sánchez. Ciudadanos y Unidas Podemos planean sobre los ayuntamientos de la provincia en los que se dirime el futuro de la provincia. En la mayoría, y en función de la foto fija de los resultados finales, con expectativas de ejercer de pieza clave para la renovación de las corporaciones. Aunque con un importante matiz: el cambio de estrategia de la formación a nivel nacional, con un Albert Rivera empeñado en ser el partido hegemónico en la oposición, está dispuesto extender el veto que ya le puso al PSOE a nivel municipal. Eso ha hecho que suenan todas las alarmas entre los alcaldes socialistas, temerosos de no poder contar ya con los apoyos que les llevaron a las alcaldías en 2015. Torremolinos, Benalmádena y Nerja son solo algunos de los ejemplos. La autonomía de los concejales locales de Ciudadanos, se sabe, es muy limitada.

Las elecciones del 26 de mayo serán asimismo las del regreso de viejos rockeros de la provincia como el exsocialista Antonio Souviron, que vuelve con la formación franquicia de Mi Pueblo. De lo que no podrá presumir esta convocatoria, más allá de su amplio mapa de incertidumbres, es de dar voz a las mujeres. Sobre todo, en los puestos de vanguardia.

De las 407 opciones de voto publicadas en la provincia, únicamente 93 aparecen encabezadas por candidatas. Y eso, a pesar de la existencia de las llamadas lista cremallera. Además, en una veintena de localidades todos los que se postulan a alcalde son hombres. La guerra ha comenzado. Es tiempo de golpes de pecho, eslóganes y un poco de debate. Muchas plazas e intereses en juego en estas elecciones.