La jornada electoral en la capital dejó este domingo varios titulares: el PP ganó las elecciones. Con el 97,52% de los votos escrutados, los populares sumaban 14 escaños, uno más que en los comicios de 2015. El aumento de votos es muy significativo: siete mil sufragios más lograron los de Francisco de la Torre, candidato del PP, que cosechó un total de 91.051. Ello quiere decir que podrán gobernar, como llevan haciendo de forma ininterrumpida desde 1995, cuando Celia Villalobos apeó a Pedro Aparicio de la alcaldía.

Eso sí, necesitarán tirar de pactos: o bien de investidura o bien de gobierno, dando entrada, por ejemplo, a Ciudadanos en el ejecutivo municipal. La mayoría absoluta está en 16 escaños, por lo que con los dos ediles de la formación naranja (18.053 votos, un concejal menos que en 2015) los populares la tendrían asegurada. Eso sí, el partido de Juan Cassá, candidato a la alcaldía, rompió el pacto de investidura después de ser investigados por la justicia dos ediles del PP. Ahora sólo queda un investigado, Francisco Pomares, actual edil de Ordenación del Territorio. ¿Mantendrán los de Cassá el veto a los populares? Si el PP no recibiera el apoyo de Ciudadanos, los populares podrían optar por gobernar en minoría llegando a acuerdos puntuales con los partidos de la oposición en cada una de las iniciativas políticas.

Otro de los titulares es que la marca Francisco de la Torre sigue siendo fiable para los malagueños, pese a las ansias de cambio alentadas desde la oposición. Con 76 años, el alcalde sigue siendo un atractivo electoral indudable para los malagueños, que han vuelto a darle su confianza. Sin relevo a la vista, y después de lograr que el PP le pidiera que repitiera como cabeza de cartel, De la Torre es regidor malagueño desde el año 2000, cuando sustituyó a Villalobos. En estos 19 años, ha fagocitado a todos los que trataron de situarse como delfines y aspira a llegar a los 23 años de alcaldía ininterrumpida. Cuando concluya el mandato que echa a andar ahora, tendrá 80 años y en este mandato, sí o sí, habrá que abrir el melón de la sucesión, aún por calar. Está por ver qué tiene que decir a ello Elías Bendodo, presidente del PP en la provincia y consejero de la Presidencia, aunque está claro que a De la Torre jamás se le puede dar por perdido.

El tercer titular es la muy notable subida del PSOE. Daniel Pérez se estrenaba como candidato socialista y ha mejorado en casi 16.000 votos los sufragios cosechados en 2015, sumando 76.028 (con el 95,5% escrutado), logrando, por tanto, 12 ediles, frente a los nueve de los últimos comicios locales. Eso, de por sí, mejora en mucho los resultados de algunos candidatos socialistas del pasado y le abre la puerta a repetir como alcaldable en 2023. Los malagueños han validado claramente su estrategia opositora, centrada en pedir que la lupa municipal mire hacia los barrios y en varios proyectos urbanísticos de calado, como el soterramiento de parte de la plaza de la Marina para unir peatonalmente Larios con el puerto y soterrar el tren que va del recinto portuario hasta María Zambrano.

Además del batacazo de los de Juan Cassá, llama la atención también que Adelante Málaga, la confluencia de Podemos e IU, no haya logrado los cuatro escaños. Este domingo, de hecho, consiguió tres, sumando 24.074 votos, el 10,38% de los sufragios. A la formación de izquierdas le restaron votos otros grupos como Málaga Ahora, que restó sufragios a la confluencia sin lograr ningún escaño, o Pacma, que tampoco entra. Lo cierto es que el grupo municipalista, liderado en esta ocasión por Rosa Galindo (que sustituyó a Ysabel Torralbo), ha lastrado las posibilidades de que con la suma de PSOE y Adelante Málaga haya un gobierno de izquierdas en la capital, al no haber obtenido la confluencia un cuarto edil.

La coalición, liderada por el muy valorado Eduardo Zorrilla, contará también con Paqui Macías y Nicolás Sguiglia, que provienen de Podemos, aunque queda fuera Remedios Ramos.

Cabe recordar que, en las anteriores elecciones, IU no se sumó a Málaga Ahora, que sí recibió el apoyo de Podemos, de ahí que la candidatura municipalista sumase 30.600 votos en 2015 y ahora haya obtenido sólo 4.357, quedándose, por tanto, sin representación en la corporación. Los malagueños también han castigado las sucesivas escisiones, tras prescindir de Juan José Espinosa, edil de Podemos, y de Isabel Jiménez, o el apoyo al PP en determinados asuntos.

Otro titular destacable es que la formación ultraderechista Vox no consigue ni siquiera un edil en el Ayuntamiento de Málaga, pese a los aires de cola de las generales, en las que obtuvieron una representación muy destacable en el Congreso de los Diputados. La formación, que tenía como candidato al administrador de fincas José Enrique Lara, se hizo con el 4,35% de los sufragios, es decir, 10.053 votos, al filo de obtener un concejal, pero, al igual que ocurre con Málaga Ahora, lo que han hecho es robarle algunos votos tanto al PP como a Ciudadanos. De haber logrado concejales, podrían haber sido un apoyo importante para los populares.