En realidad esta crónica comenzó a escribirse el sábado. O sea, fue el sábado, a la tarde, cuando uno comenzó a pensar en qué iba a escribir hoy domingo. Lunes para el lector. Los lectores viven en un lunes permanente, o sea, siempre pueden estar activos. Pero el redactor de crónicas postelectorales está de reflexión el día de reflexión y de nervios el día de votación. Unos nervios como tenues pero muy presentes, ahí todo el día. Desayunas y los sientes, juegas un rato con tu hijo y los notas, almuerzas y ahí están. Los nervios. Están inclusive en la siesta, manifestándose, no dejándote cazar el sueño, un sueño espeso en el que uno sueña que todo sale al revés, que los resultados se retrasan, que los jefes se ponen nerviosos, que aprietan desde la rotativa, que la web se queja como un niño chico sin biberón a la hora del biberón. Así que lo mejor es lavarse la cara, la cara siempre hay que lavársela, no obstante; dejar la siesta, prepararse un café, extasiarse con su olor, premiarse con una galletita, mojarla en el café pero no hasta el punto de que quede reblandecida y sentarse a escribir.

A lo mejor a la noche, cuando lleguen los resultados, lo que has escrito no vale de nada, pero a lo mejor sí, a lo mejor te ha salido un relato que puedes enviar a un concurso o una crónica adivinatoria o un análisis atinado porque ya te imaginabas lo que iba a pasar que puedes clavar cómodamente en la página. También puedes fijarte en un detalle e hilar con él la crónica. Una vez Julio Camba, al que un visionario director de periódico contrató para que hiciera crónicas parlamentarias en 1907, cuando el de Arousa era un inexperto jovenzuelo, se cascó un texto a propósito de un debate fijándose en los maceros, venga maceros por aquí y maceros por allá, la dignidad e imperturbabilidad de los maceros frente a los políticos volubles y bullangeros.

El problema, además de que uno no es Camba, es que ya no hay maceros o solo salen en las sesiones solemnes. De las Cortes. En los ayuntamientos en domingo noche electoral no hay ni maceros ni ujieres ni nadie. Ni cronista ni sesión. Por no haber no habrá ni polillas, que estarán en su casa viendo las tertulias o durmiendo o en la sede de los partidos festejando o llorando. Y uno está en la redacción, a ver de qué es la pizza que traen, total, luego siempre cojo la de beicon confundiéndolo con jamón york; oyendo por la radio a agoreros que dicen que los resultados saldrán tarde, viendo los primeros sondeos, que dan una victoria del PSOE en la Comunidad de Madrid, un triunfo simple de Carmena en esa ciudad (va a ser que no) y un empate entre Colau y Maragall en Barcelona.

Y el detalle sigue sin aparecer, podría ser un bolígrafo, una vieja taza traída de Nueva York, un libro o las gafas de un compañero, que se las ha dejado en la mesa y enfocan, miran a la pantalla, como si tuvieran vida, escrudriñando quesos y gráficos, cualquier día traen una pizza de gráficos y una página de quesos.

En la sede del PP malagueño han arrancado un cartel que ponía «salida» cuando Francisco de la Torre iba a entrar. Se trataba de evitar la imagen de De la Torre con el letrero, salida, la noche se mete en emociones y el PSOE arranca fuerte en Málaga capital, luego la cosa va bajando. Ciudadanos se está pegando un batacazo, mala noche para Juan Cassá. Que sin embargo podría tener un buen día. Un buen cuatrienio. Teniente alcalde, incluso. O sea, los dos ediles de CS son necesarios para que De la Torre gobierne. Vox no obtiene representación en la ciudad y Málaga Ahora tampoco. Dani Pérez ha obtenido un meritorio ascenso. Nada más. Pero el PP ha ganado, ha triunfado. De la Torre es mucho De la Torre. En general, como le dicen a uno en el pueblo cuando ha engordado, está más repuestito. El PP. Sobre todo en la Costa. Y sin sobre todo. Ha triunfado a lo bestia en Estepona, el tobogán famoso no ha deslizado a García Urbano, que con 21 concejales y cuatro notas del PSOE en la oposición va a tener los plenos más aburridos del orbe. Una paradoja al vuelo: gana bien el PSOE en Málaga capital en las europeas pero pierde en lo municipal.

El sanchismo se apresta a pasar a cuchillo al susaneo. Peligran cabezas de secretarios provinciales. Al tiempo.

Uno ya está cogiendo el tono, el tono es muy importante cuando se trata de hilvanar un texto pero salta en la pantalla del ordenador un tertuliano proclamando que Los Verdes han superado a los socialdemócratas. Y es cuando uno cae en la cuenta de que también hay europeas, incluso que hay elecciones europeas, unas elecciones en las que el peligro cierto es que la Cámara se llene, no de maceros y sí de eurófobos, populistas, antieuropeos y ultras que den al traste, que nunca sé si es draste, con el propio proyecto europeo, que ya al cronista, sin sueño ni pizza, le parece la mar de atractivo solo por el hecho de que no haya fronteras y se haya sustituido las guerras mundiales por elecciones. El PNV gana en las tres capitales vascas. Las elecciones son una cosa que se celebran cada cierto tiempo y en las que siempre gana el PNV podría proclamar alguien. Incluso sin ser del PNV. Incluso sin que el PNV gane realmente. Siempre saca tajada.

El PSOE se ha impuesto con rotundidad y autoridad en las europeas, nada menos que 32 por ciento y veinte escaños. el PP es segundo a mucha distancia. Le da a uno que a Borrell, solvente y europeista y capaz de decir las cosas claras a los nacionalistas, ha sido uno de esos cabezas de lista que suman, no como otros líderes supuestos, que en realidad restan. Pones a un macero y saca más votos.