­Más de sesenta años repartiendo sabores en la zona este de Málaga con una heladería que fundó en la avenida Juan Sebastián Elcano, hace más de seis décadas, y una segunda que tiene 30 años en calle Bolivia.

Don Eliseo Lauri fundó este negocio y en la actualidad es su hijo quien lo gestiona. Con sesenta años todavía recuerda cuando era pequeño y para llegar al mostrador ponía una caja de madera de Coca Cola. Una empresa familiar que inició su periplo con tan solo cuatro o cinco sabores y, hoy por hoy, ha ampliado su gama pero continúa fiel a su fórmula: un producto natural, sin productos químicos.

La fama y solera que reúne esta familia heladera ha hecho que sean protagonistas en múltiples ocasiones de diversos reportajes donde explican su trayectoria y secreto para continuar en la meca de este capricho veraniego. «Los helados se hacen de la misma forma, lo que cambian son los ingredientes porque la leche no es la de antes, pero la cantidad y formulación es exactamente igual», resalta Juan.

El helado de fresa se fabrica cuando es la temporada de este fruto rojo, que se sustituye por el helado de coco después. El de turrón, está hecho con turrón de Jijona con un 76 por ciento de almendras, cuando el turrón de calidad superior alcanza el 66 por ciento, aunque hay otros sabores como chocolate, mantecado, tutti fruti, crema tostada, limón o la chufa, elaborada de la misma forma desde hace más de cincuenta años.

Los batidos son otro de los afamados productos que se fabrican a diario en ambos locales. Un producto para el cual utilizan leche fría, como ellos mismo denominan, con azúcar y canela que dan forma a la horchata que se puede acompañar de una bola de alguno de sus tradicionales sabores de helados.

La artesanía y el cariño en cada uno de los detalles es quizá la seña de identidad de este negocio que realiza también a mano los cucuruchos. «Son como los de toda la vida, nada de producto industrializado», señala Juan que lleva desde los trece años detrás del mostrador, como ayudante de su padre hasta que ha tomado él mismo las riendas del lugar. La idea de abrir, treinta años después, una segunda heladería fue por un problema de tráfico que surgió entonces. Había obras en la zona y los clientes y vecinos que querían comprar un helado debían dar la vuelta e ir en sentido contrario para llegar a la avenida Juan Sebastián. Por ese motivo decidieron abrir el local de calle Bolivia.

«El tráfico se volvió a abrir en doble sentido y pensábamos que se harían la competencia por estar tan cerca la una de la otra pero sucedió todo lo contrario», detalla Juan Lauri. La respuesta del público fue inesperada y ambas se compenetraron y se consolidaron a pesar de la escasa distancia entre una y otra.

La heladería abre entorno a San José (a mediados de marzo) y cierra con la llegada del día del Pilar, el 12 de octubre. Aunque el horario de cada una varía una hora, más o menos, se mantienen abiertos prácticamente todo el día. Desde las 11 de la mañana a medianoche en la avenida Juan Sebastián Elcano y desde las 12:30 horas hasta las dos de la madrugada todos los días.