La locomoción es uno de los enemigos más directos del medio ambiente. La lucha contra el cambio climático se ha convertido en el aliado más fiel de la innovación en este sector. Son los recursos verdes los propulsores de los cambios más significativos en el diseño de aviones y trenes de última generación. Las nuevas energías del transporte aéreo y ferroviario protagonizan este importante paso hacia los traslados eficientes. ¿De qué materias sustentables hablamos?

El biocombustible: la revolución de la aviación

Los hermanos Wright efectuaron el primer vuelo con motor en los albores del siglo XX. Más de cien años después de aquella genialidad, irrumpió el biocombustible en esta industria. Combinándolo con el queroseno se conseguía un vuelo plácido sin alterar el equilibrio ecológico del planeta. Y la fórmula ya se ha asentado en aeropuertos avanzados como los de Los Ángeles, Oslo o Estocolmo.

La Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) se ha fijado un objetivo asumible, a juzgar por los avances. Pretende que en 2025 más de mil millones de pasajeros viajen en vuelos comerciales impulsados por combustible sostenible. Además, en un par de años, se espera disminuir las emisiones netas de carbono en un 50% respecto a 2005.

Un avión movido por el sol

Los fabricantes de vehículos aéreos se han propuesto cambiar la forma en la que usamos el cielo. El ejemplo más ilustrador lo tenemos en la compañía estadounidense Aurora Flight Sciences. Sus ingenieros diseñaron en 2018 la primera aeronave no tripulada capaz de permanecer estática en pleno traslado. Y todo, sin generar contaminación.

La clave reside en el sol. Los paneles solares envuelven las alas y el cuerpo de este avión vanguardista y eficiente. No le afectan las condiciones climáticas y está debidamente equipado para transformar en energía cada rayo que captan estas placas. Consigue así el alimento necesario para emprender vuelos de larga duración.

Un motor silencioso

La aviación eléctrica no es un recurso de la ciencia ficción. En la vida real, ya se han desarrollado modelos con motores de este tipo de propulsión. El avión e-Fusión (híbrido diésel-eléctrico) creado por Siemens sobrevoló el aeródromo de Grenchen en 2018. Planeó de manera silenciosa en una exhibición que recibió la ovación del público.

Los trenes del presente y del futuro

Estas energías verdes se han instalado con idéntica potencia en el universo ferroviario. Podemos viajar hasta Australia para comprobarlo. El Byron Bay es el primer tren del mundo impulsado por energía solar.

Funciona con todas las garantías a 600 kilómetros al norte de Sídney. Su velocidad punta es de 115 kilómetros por hora y, de momento, su recorrido integra tres kilómetros. Son las placas fotovoltaicas las que consiguen que sus dos vagones circulen.

Emisión de agua condensada y vapor

Otro ferrocarril innovador es el que entró en servicio en 2018 en la ruta alemana Cuxhaven-Bremervörde. ¿Su peculiaridad? Que cumple con sus funciones básicas gracias a la pila de combustible Coradia iLint.

Se trata de una alternativa al diésel: el hidrógeno. Su éxito se fundamenta en que en lugar de emitir C02, solo arroja agua condensada y vapor. De esta forma, no se lanzan al ambiente ni gases ni partículas contaminantes.

Propulsión por energía eólica

Nos trasladamos a Holanda para descubrir otro cambio en el paradigma de la movilidad. La compañía ferroviaria NS es la primera del mundo en poseer una flota de trenes eléctricos lanzados con energía eólica.

Solo una de sus turbinas es capaz de generar en una hora lo suficiente para que un tren recorra 200 kilómetros. Los datos de la compañía son incontestables: 600.000 personas se desplazan diariamente en sus trenes en un millón de viajes.

Como vemos, las energías renovables se alían con la tecnología para lograr una movilidad eficiente. Los recursos verdes marcarán el futuro del transporte aéreo y ferroviario.