El coche eléctrico ha llegado para quedarse e ir desbancando, poco a poco, a los coches con motores de combustión. Sin embargo, hay aún un reto que se debe superar, ya que la necesidad de recargar las baterías de los coches eléctricos supone un incremento de la capacidad de la red eléctrica nacional. ¿Puede la red eléctrica actual soportar el aumento requerido por estos innovadores vehículos?

Vehículos eléctricos, la alternativa más sostenible

La preocupación por el medio ambiente y la contaminación sigue creciendo y, con ello, la búsqueda de soluciones que no perjudiquen al planeta. La aparición de los coches eléctricos es, hasta ahora, una de las mejores soluciones para evitar producir gases tóxicos, por lo que, progresivamente, va aumentando su producción. Se estima que en 2040 ya no se fabricarán coches que no funcionen con energía eléctrica, un hecho muy beneficioso para detener la emisión de gases. Sin embargo, surgen cuestiones sobre si nuestra red eléctrica será capaz de aguantar esta demanda.

La recarga masiva de las baterías tendrá un impacto económico y técnico en el sistema de electricidad, ya que, además de producir dicha energía, se necesitará reforzar la infraestructura que permita la recarga de los vehículos eléctricos. Hay diferentes proyectos a nivel mundial que tratan esta problemática, como el proyecto europeo MERGE (Mobile Energy Resources of Electricity), que lleva funcionando más de 10 años.

Las baterías pueden recargarse de forma lenta o rápida, en función de su consumo instantáneo. Por ejemplo, actualmente el consumo de un vehículo eléctrico de 4 plazas varía entre 3 kW y 100 kW, dependiendo de si su batería se ha cargado en mayor o menor tiempo. Esto es importante, ya que lo normal es que los usuarios recarguen el coche una vez haya finalizado su jornada. De este modo, se estima que será durante la noche cuándo más baterías se recarguen, generando un pico de demanda eléctrica que la red debe soportar.

La red eléctrica actual

Con respecto al incremento de picos de demanda eléctrica en períodos determinados, la red eléctrica actual no podría sostener la distribución de energía para la recarga lenta de las baterías, aunque se estima que sí la carga rápida. Así, es necesario determinar estrategias que permitan el uso eficiente de las estaciones de carga de los vehículos, ya sean en el hogar o en estaciones de servicio. Entre las estrategias aportadas podemos encontrar la distribución de la franja horaria en la que realizar las recargas, o la distribución de los lugares en los que cargarlas.

Sin embargo, aunque estos coches tienen multitud de ventajas, sobre todo para el medio ambiente, pueden llegar a convertirse en una desventaja. La razón es que la producción de energía debe realizarse de forma limpia. Contrariamente, si la demanda es tan alta que se necesita producirla de forma rápida, se recurrirá a producción sucia, como puede ser a través de la quema de carbón. Esto supondría un aumento del número de emisiones de gases tóxicos.

Tanto los fabricantes de coches como de redes eléctricas están ideando estrategias que permitan la recarga de las baterías a través de una red eléctrica que sea sostenible, es decir, que sea económica y limpia. A su vez, investigan formas de recarga que no sobrecarguen la red y permitan una mayor eficiencia.

Por lo tanto, aunque los vehículos eléctricos suponen una gran ventaja para el medio ambiente, aún deben tenerse en cuenta algunos aspectos como la recarga lenta de las baterías de los coches. Un buen desarrollo de la red eléctrica, acompañado de una estrategia eficaz, puede ser una gran alternativa para ir sustituyendo progresivamente los coches de combustión y contribuir al cuidado del planeta.