­Papelillos, disfraces, música, murgas, cuartetos, comparsas y mucha diversión. El Gran Desfile del Carnaval de 2016 congregó, desde antes de las cinco de la tarde, a decenas de familias y muchísimo niños, que siguieron el recorrido de esta cabalgata que acabó a las las ocho y cuarto de la tarde en la Plaza de la Merced.

En las inmediaciones del Pasillo de Santo Domingo los niños disfrazados entre el público destacaban entre los adultos, la gran mayoría con ropa de calle. El mejor resumen de este desfile es el de unas calles llenas de familias que abarrotaban el Centro para no perderse una de las celebraciones más llamativas de este Carnaval. En ella se dan cita casi todos los elementos que conforman la llamada Fiesta del Invierno cálido en nuestra ciudad: el Dios y la Diosa, los caballeros y las ninfas, el Príncipe y la Princesa, los caballeros príncipes y las ninfas princesas, así como los dioses infantiles. Todo esto acompañado de la música de distintas charangas, pasacalles y grupos de animación. Por supuesto, no faltaron los grupos que han participado en el concurso de canto, murgas, cuartetos y comparsas y que marchaban a la cola de un desfile que ocupaba los más de 900 metros que van desde la mitad de Calle Larios hasta el Pasillo de Santo Domingo. Cuando la cabeza del desfile pisaba la calle Granada, las últimas comparsas comenzaban a cruzar el Puente de la Esperanza. En suma, un éxito de participación y de público, según la Fundación del Carnaval.

Evolución positiva. Desde hace algunos años, la organización varió el itinerario del Gran Desfile, eliminando de este modo las grandes vías de tráfico rodado como la Alameda -antes salía desde los Jardines de Picasso, en la Avenida de Andalucía-. Ese nuevo recorrido por calles peatonales obligó a la eliminación de carrozas y ha dado como resultado una mayor cercanía al público que se ha traducido en una participación más activa del mismo. «Cada año va mejorando. Nosotros salimos por primera vez hace diez años y la evolución ha sido espectacular. Ahora el recorrido más ameno», afirmaba Santi, el tuba de la charanga Calypso. Ésta es una opinión compartida por buena parte de los carnavaleros, como Dede Cortés, de la comparsa de Alhaurín el Grande: «Los grupos tenemos más importancia que antiguamente y al no haber carrozas podemos ir a un ritmo que permite que la gente disfrute más de las agrupaciones». También Alberto Salas, cuartetero que este año ha formado parte de la murga de Benji y de una de las murgas infantiles: «El recorrido es muy positivo, vamos muy bien y disfrutando. Eso sí, cuando llegamos a la calle Granada ya empieza a verse un poco de prisa porque queremos llegar a la Plaza de la Merced para coger sitio donde cantar».

Una de las estampas más espectaculares del desfile se produjo al paso de los participantes bajo las luces de la calle Larios. En el momento de la iluminación, el público ovacionó el efectismo del momento. Las murgas, cuartetos y comparsas pasaban bajo la bóveda de luces disfrutando de un gran ambiente gracias a unos espectadores participativos y con muchas ganas de carnaval y fiesta.

Los niños fueron los grandes protagonistas. Varios grupos de animación estaban formados por pequeños disfrazados y las murgas infantiles, que este año han sido tres en el concurso de canto, dieron un color especial. «No cabe duda de que tenemos una cantera importante y que ellos son los que más disfrutan disfrazándose y saliendo a la calle a divertirse. El Carnaval es una fiesta en la que cabemos los mayores y los pequeños juntos», comentaba el padre de uno de los niños de la murga Voy Volando, una de las citadas infantiles.

En esta edición, en la delantera del desfile, participó la Fraternidad Caporales San Simón USA Málaga de Bolivia, que con sus coloridos atuendos fueron muy fotografiados y que en distintos puntos del recorrido bailaban música popular boliviana. A las 20.00 horas, La Última Comparsa, de Jesús Gutiérrez, cerraba el desfile a su paso por la Plaza Uncibay, cuando la cabecera ya había arribado a la Plaza de la Merced.

Entonces, el presidente de la Fundación del Carnaval, Rafael Acejo, declaró a este periódico: «Ha sido el desfile que nos proponíamos, con más participantes y con más contenido. Cada vez es más interactivo y todos son actores, los participantes y el público. La gente forma parte porque disfruta y se mete dentro del cortejo. Es, sin duda, un desfile vivo y cada vez más participativo». Con todo terminado, las agrupaciones de canto hicieron suya la Plaza de la Merced, donde es habitual escuchar a las murgas, los cuartetos y las comparsas haciendo las delicias de un público carnavalero con ganas de tomar la calle.

Tras este Gran Desfile del Carnaval de Málaga, queda por delante toda una semana llena de actos que terminará el próximo domingo con el Entierro del Boquerón. El fin de semana que viene será el momento en el que el disfraz tome aún más si cabe el protagonismo. El sábado los bares y discotecas del Centro volverán a vestirse de carnaval y las agrupaciones tomarán las calles desde el viernes por la noche con muchas ganas de disfrutar del público que le espera en las esquinas y los escenarios repartidos por todo el Centro. Es el momento del Carnaval de Málaga.