El ministro de Educación, Cultura y Deporte, Íñigo Méndez de Vigo, ha insistido en que un 5,5 es una nota "razonable" para optar a una beca de matrícula universitaria y ha reiterado que negociará el actual sistema de ayudas, pero "sin olvidar que son un derecho subjetivo" y priman el esfuerzo.

En una entrevista con Efe, Méndez de Vigo ha recordado que se ha comprometido con los estudiantes y los rectores a reflexionar sobre el sistema de becas que en el curso 2018/2019 llevará 5 años en vigor, por lo que es un momento propicio para "hacer un alto en el camino y analizarlo".

El actual decreto de ayudas se basa en que las becas son un derecho subjetivo y en que "nadie debe dejar de estudiar por motivos económicos después de la enseñanza obligatoria", según el ministro, que ha destacado que el sistema tiene que ser sostenible, "lo que no pasaba antes de 2013 y debe primar el esfuerzo".

Tras destacar que el ministerio concederá para el curso 2017/2018 la "cifra récord de este ciclo de cinco años" de 1.420 millones de euros, y que unos 780.000 estudiantes disfrutan de estas ayudas, Méndez de Vigo ha resaltado que "el dinero sale de todos los españoles, por lo que hay que establecer unas condiciones que primen el esfuerzo y el tesón".

En la actualidad los que se matriculan por primera vez en un curso de grado han de tener como mínimo un 5,5 para conseguir una beca de matrícula y un 6,5 si quieren optar a una ayuda completa.

Tanto las distintas asociaciones de estudiantes, como la Conferencia de Rectores (CRUE) han pedido que se rebaje a un 5 la nota para no tener que pagar las tasas de matrícula.

Pero Méndez de Vigo asegura que en estos últimos cinco años "ha aumentado el nivel académico de los que disfrutan de una beca", lo que, a su juicio, "es bueno y demuestra que el esfuerzo y el interés se han traducido en la mejora de las notas".

Ha expresado también su disposición al diálogo con los grupos parlamentarios, las comunidades autónomas y la comunidad educativa para ratificar un Pacto de Estado que dure "15 o 20" años y que "demandan la sociedad, las familias y los maestros".

"Debe ser un Pacto de Estado para mejorar la calidad educativa del sistema" que ha calificado "de buena porque se acerca a los niveles de la OCDE", y ha reducido hasta el 18 % el abandono educativo.

A pesar de ello, reconoce que "hay que mejorarla" para incorporar todos los avances de la revolución tecnológica y digital.

Ha asegurado estar satisfecho con los trabajos de la "subcomisión del Congreso", que, hasta ahora, ha escuchado a más de 80 expertos, y ha revelado que ha percibido "mucha voluntad de llegar a acuerdos entre sus miembros".

Según las previsiones, la subcomisión elaborará un documento de conclusiones antes de fin de año, que serán sometidas al pleno del Congreso, antes de integrar la "futura disposición normativa" sobre educación.

Pero el ministro ha subrayado su compromiso en que "la actitud de diálogo del Gobierno no termine con el dictamen de la subcomisión", ya que ha anunciado su disposición a escuchar "las contribuciones del Consejo Escolar del Estado, las comunidades, etc".

"Cuando todos los ingredientes estén listos y haya que cocinarlos, el Gobierno seguirá hablando con todos para que pueda tener el mayor apoyo", ha resaltado.

Y quiere que la nueva ley educativa "se instale en la durabilidad", por lo que ha propuesto que cualquier reforma normativa sólo pueda ser reformada por una "mayoría supercualificada".

Además, el titular de Educación considera que la futura norma tiene que estar acompañada de un pacto presupuestario, ya que "no tiene que ser sólo de buenas intenciones, sino que se tiene que trasladar a la realidad".