La elección del nuevo Papa Francisco supondrá "una renovación para la Iglesia" según varios expertos en teología. Así, Juan Luis Lorda, teólogo de la Universidad de Navarra, ha destacado que se trata de un hombre "completamente distinto" a Benedicto XVI, ya que mientras que el anterior Pontífice era "un estudioso" acostumbrado a "tratar con un círculo pequeño de personas", Franciso I es un religioso "es un hombre habituado al trato pastoral, al trato con los sacerdotes". No obstante, ha señalado que ambos comparten que "aman a la Iglesia" y su visión de que eso "es lo más importante".

Lorda se ha mostrado también convencido de que el hecho de tratarse de un religioso latinoamericano "es una cosa que ha pesado" en la decisión. "Es el momento de América, de la evangelización", ha señalado Lorda, quien ha destacado que se trata de "un continente con muchísima vida religiosa" y "un mundo en expansión".

En este sentido, Martínez de la Hoz, ha señalado que este nombramiento es un momento "de gran alegría" para el mundo hispano y ha destacado que se produce "cinco siglos y pico después de que la fe fuera llevada a América". A su juicio, este hecho es "ver como esa semilla de la evangelización, al cabo de los años, produce un Papa".

Además, ha señalado que su labor en Buenos Aires, una "ciudad inmensa con muchos problemas", que "ha atravesado y atraviesa una crisis económica y muchos problemas", demuestra que el nuevo Papa es "avezado y está preparado en la tarea de la Iglesia de estar al lado de las personas que sufren y de las personas necesitadas".

El exprofesor de Derecho Matrimonial Canónico de la Pontificia Universitá della Santa Croce (Roma), Joan Carreras, ha calificado también de "muy interesante" la procedencia de Latinoamérica del Pontífice. En su opinión, un hecho tan relevante "supondrá una gran atención hacia la Iglesia de los países del continente americano".

Carreras ha resaltado lo "inesperado" del nombramiento de Jorge Mario Bergoglio. "El mismo lo ha dicho en sus palabras desde el balcón del Vaticano al asegurar que sus hermanos los obispos han ido a buscarle casi al final del mundo", ha indicado.

Jesuitas, una orden rompedora

Los expertos también han destacado que la elección de un jesuita puede suponer un cambio en la Iglesia, ya que es una orden considerada como "rompedora" por varios expertos. Además, considera que la elección del nombre Francisco apunta "mucho a una sensibilidad hacia problemas sociales, la pobreza, lo que puede resultar especialmente cercano".

San Francisco de Asís recibió de Dios el llamado a "reformar la Iglesia", en el momento en que recibió su vocación, según ha recordado el profesor de Historia de la Iglesia Contemporánea de la Universidad de Navarra (UNAV), Santiago Casas.

Así, ha indicado que, "aunque San Francisco al primero entendió que la tenía que reformar con piedras, esa reforma iba encaminada más bien por el camino de la pobreza, de una mayor vida espiritual y de la predicación con el ejemplo". Además, señala que, "ahora que se hablaba tanto de reformar Iglesia y la curia, la elección del nombre de Francisco podría ser una manera de decir: ahí está la reforma".

Sin embargo, reconoce que el contexto eclesiástico con que se encontró San Francisco no es "en absoluto comparable" al actual, "ni en cuanto a influencia de la Iglesia, y en cuanto a que era una sociedad muy cristiana y no parecía que hiciera falta una reforma".

Además, ha recordado que Bergoglio procede de Flores, un barrio de clase media-baja de Buenos Aires, y que cuando le designaron obispo auxiliar de Buenos Aires, su zona de influencia fue precisamente esa. Él "siempre ha tenido una vida muy austera de forma muy natural". El nuevo Papa habla mucho de la vida de pobreza en sus homilías y es algo "que tiene mucho en su corazón", según ha indicado.

El anuncio de la elección

La proclamación del cardenal argentino y arzobispo de Buenos Aires Jorge Mario Bergoglio como Papa provocó un estruendo en la Plaza de San Pedro del Vaticano, que albergaba a decenas de miles de personas que, bajo la lluvia, aguardaban al "Habemus papam" entre cánticos y pancartas. El humo blanco procedente del interior de la Capilla Sixtina produjo un clamor ensordecedor, como una expresión unánime de sorpresa y alegría, fruto de la impresión de estar viviendo un momento histórico.

A partir de la "fumata", la plaza comenzó poco a poco a colmarse de personas que entraban en el abrazo arquitectónico que Bernini diseñó en el siglo XVII hasta convertirse en un superficie cuajada de paraguas y expectación. La espera se hizo corta, poco menos de una hora fueron suficientes para que el cardenal protodiácono Jean Louis Touran saliese a la balconada de la basílica para anunciar la, hasta ahora, secreta identidad del futuro papa de la Iglesia Católica.

Las cortinas del ventanal de la fachada de la Basílica comenzaron a recogerse hasta abrirse por completo y dejar paso a Francisco, el nuevo papa de la Iglesia Católica que saludó a la multitud con un amable "buenas tardes". "Queridos hermanos y hermanas, saben que el deber del cónclave es dar un obispo a Roma y parece que mis hermanos cardenales se han ido a buscarlo al fin del mundo", continuó el nuevo Pontífice.

Los congregados, después de las sonrisas fruto del comentario del nuevo pontífice, enmudecieron, y todas las personas de la plaza miraban al frente, a su nuevo guía espiritual, y en la plaza solo se escuchó el primer mensaje del recién elegido pontífice y el rumor del agua de las dos fuentes.

Antes de la bendición "urbi et orbi", el nuevo obispo de Roma pidió a los congregados "un favor": "recen a Dios para bendecir a vuestro papa". La presencia del primer papa latinoamericano en el balcón de la basílica llenó la plaza de miles de dispositivos electrónicos para captar unas imágenes para la posteridad.