Un 2009 de confeti

El Año Nuevo llegó cargado de alegría e ilusión a la capital malagueña, que recibió 2009 con diversas fiestas desde numerosos puntos de la capital. Las campanadas para despedir 2008 llegaron con la compañía de la música y el baile de la Dinámica Orquesta, con un espectáculo multimedia compuesto por proyectores de alta potencia y móviles, y con más de 3.000 bolsas de cotillón que se repartieron en el centro neurálgico de la diversión, la plaza de la Constitución.

En Madrid, una nevada de confeti dulce y comestible anunció en la Puerta del Sol que sólo queda una hora para las campanadas, seguidas en toda España por televisión, que marcaron el fin de 2008 y el comienzo de 2009. A las once de la noche, ya con la plaza repleta de gente, cuatro cañones de confeti lanzaron obleas dulces, simulando una gran nevada que endulzó a quienes esperaron para tomarse las uvas.

Cuando sólo faltaba un minuto, la atención estuvo centrada en las tradicionales campanadas del reloj de la Puerta del Sol. Tras las doce uvas, doce palmeras pirotécnicas surgieron detrás de la Torre del Reloj como inicio de tres minutos de fuegos artificiales para desear a todos un feliz año 2009.

Por su parte, los neoyorquinos entraron en 2009 de la mano de Bill y Hillary Clinton, dos de sus vecinos más populares, y dispuestos a dejar atrás doce meses convulsos en los que se han sucedido las sorpresas desagradables. El matrimonio Clinton accionó con el alcalde Michael Bloomberg el dispositivo que inicia el descenso de la espectacular esfera de cristal con que se marca el transito de un año a otro en la Gran Manzana.

Ludacris, Parachute, Taylor Swift, Lionel Richie y el popular grupo Jonas Brothers, entre otros artistas, amenizaron las horas previas al descenso de una bola de casi 4 metros de diámetro y 5,4 toneladas de peso, que está compuesta de 2.668 triángulos de cristal e iluminada por 32.256 lámparas LED.

Cerca de un millón de personas celebraron el comienzo de año en los alrededores de la Puerta de Brandeburgo. El tradicional marco berlinés para celebrar la Nochevieja estuvo custodiado por unos 700 policías y 1.500 bomberos.

Por su parte, los australianos comenzaron a festejar 2009 con el famoso espectáculo pirotécnico de Sidney, la llegada del Año Nuevo y el final de un 2008 marcado por una crisis financiera que se extendió por todo el mundo. Varias decenas de miles espectadores se congregaron en la bahía de Sidney antes de la medianoche para dar la bienvenida al 2009, y participar en el festival que organizaron las autoridades, y que costó cerca de 4 millones de dólares.