MÚSICA

Animal Collective, en busca de nuevas descripciones

De izquierda a derecha, David Portner, Noah Lennox y Brian Weitz son Avey Tare, Panda Bear y Geologist.

De izquierda a derecha, David Portner, Noah Lennox y Brian Weitz son Avey Tare, Panda Bear y Geologist. / L.O.

ANA BERROCAL

Atención: la temporada discográfica la inaugura un disco candidato a ser uno de los más destacados de 2009. Pronto empezamos. El 12 de enero es la fecha en que Animal Collective publican oficialmente su nuevo trabajo, ‘Merriweather post pavillion’ (Domino / PIAS, 2009), que ya ha recibido elogios generalizados. Es mucho lo que se espera de la que es considerada la banda más interesante del siglo XXI. Ellos responden con la más sincera de las exigencias, sacar el máximo partido de sus inquietudes.

Su huida de los convencionalismos ha desembocado en un disco más asequible. Más pop, con mucha carga de psicodelia y también más esclavo de su tiempo; ahí quedan esos apuntes de ritmos africanos que tan buenos resultados dieron el año pasado. También facilitan el juego de las comparaciones y lo hacen apto para todos los públicos. Algunos nombres se repiten, repasemos: Mercury Rev, Clap Your Hands Say Yeah, incluso El Guincho por otro lado...

Sin caer en la provocación deliberada e inerte han sabido sumar casi cualquier estilo sin dejarse convencer por ninguno. Para definirles se han empleado términos como folk y psicodelia, además han aprendido del hip hop, saben someter la electrónica a sus intereses y tuestan sus melodías bajo el sol californiano. Ningún elemento extraño, y sin embargo logran la tan ansiada originalidad que muchas bandas ansían y ni siquiera rozan. Como en el entretenimiento óptico que utilizado para la portada del disco (el dibujo parece ponerse en movimiento si no se fija la vista en una sola figura del mismo) ‘Merriweather post pavillion’ extrae sensaciones nuevas de elementos conocidos de su repertorio. La experimentación, en este caso, no les ha llevado a un mayor enrarecimiento sino al acercamiento al oyente, algo que no debería extrañar en una banda que parece empeñada en no hacer lo que se espera de ellos.

El interés que despiertan sus ritmos poliédricos y sus melodías desenfrenadas quedó en evidencia cuando actuaron en Málaga el pasado mayo. Expectación en la entrada del Teatro Cervantes y caras de satisfacción saliendo un par de horas después tras una actuación arrolladora de los neoyorquinos. Ya entonces se presentaron como un trío. Brian Weitz, David Porter y Noah Lennox se bastaron para defender su elepé más reciente, ‘Strawberry jam’ (2007) y el epé ‘Water curses’ (2008). El cuarto en discordia, Deaken, ha decidido tomarse un descanso, aunque no queda desligado de sus compañeros.

En su nuevo disco Animal Collective se muestran tan intransigentes con las etiquetas como en títulos anteriores pero continúan lo que llamaba la atención de su disco anterior: plantaban cara al caos en el que llegaban a caer sus canciones y ponían un poco de orden. Por esa vía conseguirán que muchos aficionados a la música se unan a su causa gracias a ‘Merriweather post pavillion’, incluso sin dejar de ser intransigentes con las etiquetas.

Desde que debutaron en 2003 con ‘Here comes the indian’ los miembros de Animal Collective han engrosado su discografía, además de con los discos del colectivo, con obras de proyectos en solitario. La trayectoria de Noah Lennox es quizá la más llamativa. Publicó en 2004 su primer disco como Panda Bear y en 2007 llegaba ‘Person pitch’, que se vio beneficiado por la incipiente fama (siempre en círculos especializados) de Animal Collective tras a publicación en 2005 de ‘Feels’, el disco con el que se convirtieron en referencia habitual de melómanos y críticos.

En definitiva, el trío (de momento) podría conseguir con su nueva publicación la reconciliación entre quienes sólo se san por satisfechos con los sonidos más novedosos y aquellos que disfrutan con una concepción más hedonista de la música. Al debate no dejan de sumarse seguidores aunque en una década que avanza a la carrera quizá no falte mucho para que deje de parecer interesante. Canciones como ‘Brothersport’ o ‘Summertime clothes’ merecen aguantar mucho más.

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