Descubrimiento

La Cueva de Nerja cumple 50 años desde su hallazgo

EFE

Francisco Navas Montesinos, entonces con 21 años, huérfano de padre y que recogía leña para vender en su pueblo, fue el primero en entrar a esta cavidad -visitada el pasado año por más de 415.000 personas- porque sintió curiosidad por bajar a un pozo natural, era el 17 de junio de 1957, aún año y medio antes del descubrimiento.

La cuerda que llevaba la amarró a un pino y se descolgó al interior de la cueva hasta un fondo lleno de basura donde halló una zapatilla a la que prendió fuego y usó de antorcha para adentrarse por túneles y galerías: "revoloteaban muchos murciélagos y tenía temor de que saliera un zorro", relata a Efe en una entrevista.

Avanzó una decena de metros y encontró estalactitas y estalagmitas y formaciones muy originales, pero desde un estrecho agujero la corriente de aire le apagó la llama que portaba, tanteando logró salir y comentó el hallazgo a cuatro amigos.

Al principio no daban crédito a lo que le explicaba, pero les enseñó estalactitas y los animó a que le acompañaran y así hicieron los hermanos Miguel y Manuel Muñoz Zorrilla, José Luis Barbero de Miguel -más tarde fallecido- y José Torres Cárdenas.

Navas, seguido de Torres, Barbero, Manuel y Miguel entraron en lo que hoy se conoce como Sala de La Cascada, donde se celebran cada julio sus conocidos festivales que este año tendrán su edición número 50, y recorrieron hasta la Sala de Los Fantasmas.

Al extremo tropezaron con dos esqueletos, que creyeron de personas que habrían entrado, se desorientarían y no encontrarían la salida, ante lo que el grupo sintió miedo y retrocedió.

En abril de 1959, Miguel, un grupo de niños del Frente de Juventudes y el fotógrafo profesional José Padial volvieron a entrar y éste captó imágenes que publicó el diario "Sur" de Málaga y una amplia colección de ellas las envió al gobernador civil de entonces, lo que dio paso a la intervención de arqueólogos y espeleólogos.

Llevaron muestras a analizar de aquellos restos óseos y resultaron ser del Neolítico, recuerda Francisco a sus 71 años.

Dada la magnitud, se acordó crear un Patronato artístico que hizo la entrada por la que hoy se efectúan las visitas y habilitó caminos e iluminación para su inauguración al público el 12 de junio de 1960, siendo gobernador Rodríguez Acosta.

"Tenía la corazonada de que había algo oculto, que había que entrar. Antes de hacerlo soñé con la cueva y zonas que he visto, parece que las había visto antes", dice Navas, que "tenía obsesión con la cueva, sensación de que había algo importante que descubrir".

Él continuó investigando y el 17 de noviembre de 1959 encontró la parte nueva, sólo visitable en grupos reducidos los sábados "y donde han aparecido pinturas rupestres: peces unidos por la cola, antílopes, gacelas y cabras hispánicas".

Destaca que "hay zonas de verdadera maravilla" y que "la galería alta es superior en belleza y grandiosidad a la preparada para público en general" (la Fundación Cueva de Nerja tiene un programa de visitas con espeleólogos que facilitan el material necesario).

Aquellos cinco chavales trabajaron después en la cueva, pero hasta esta década, con el actual subdelegado del Gobierno en Málaga, Hilario López, no han conseguido por el descubrimiento una renta vitalicia de 300 euros mensuales, que Francisco -que en sus 42 años de trabajo en la gruta llegó a ser jefe de guía- pide ahora que se la paguen también a la viuda de José Luis.

Y es que la cueva, de las más relevantes del Mediterráneo, "aportó mucho beneficio a Nerja y el entorno, se hicieron hoteles, restaurantes y bares y la serie de televisión 'Verano azul'".

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