Teatro

La historia de los Beckham llega al teatro en forma de musical

EFE

"Macbecks" se estrenó en Dublín el pasado 14 de enero y, poco a poco, se está convirtiendo en un fenómeno con visos de traspasar las fronteras de esta isla y cumplir así con las expectativas de sus dos autores, Malachy McKenna y Gary Cook.

Por él desfilan David, Victoria, Alex Ferguson, Sven Goran Eriksson, Wayne Rooney, Rebecca Loos y muchos más. Pero una advertencia, el musical contiene escenas con "picante, deporte, sexo, famosos y algo de fútbol blando", según los autores.

Basada vagamente en la conocida obra del bardo de Avon, la acción transcurre en la Inglaterra Isabelina del siglo XVII. El fútbol, como deporte, está todavía dando sus primeros pasos y los campos de juego están poblados de jugadores calvos, feos, patizambos y desdentados.

Se busca icono, se busca glamour.

Turno para las Spice Witches (las Brujas Picantes), entre las que se encuentra Poshoria (Victoria), quien decide usar sus negras artes para crear al futbolista perfecto: Macbecks.

Lo seduce y se inicia una relación de cuento de hadas entre una bruja que, al parecer, también canta, y un centrocampista bellísimo y con un pie derecho de seda no muy dado a juntar más de cuatro o cinco palabras seguidas.

Pero la tragedia acecha a la deslumbrante pareja. El dúo amoroso se convierte en un trío con la llegada S'Alex (Sir Alex Ferguson), su estricto y paternal entrenador, a quien no le gusta nada ver cómo Poshoria convierte a su jugador en una especie de atracción de circo, en un metrosexual.

En este punto, el musical llega a recrear la ya infame escena ocurrida en el vestuario del Manchester United después de que los "Reds" perdiesen en su estadio ante el Arsenal un partido de la copa inglesa de 2003.

Ferguson entró en las duchas y, mientras abroncaba a sus jugadores con su legendaria mala uva escocesa, propinó un puntapié a una bota de tacos que cruzó toda la habitación hasta impactar en la ceja de Beckham, quien recibió varios puntos de sutura.

Según la prensa de la época, a David le dolió el orgullo, mientras que a Victoria le dolió el bolsillo. Al fin y al cabo, su marido ya ganaba casi más dinero con su cara que con su piernas.

El caso es que, como en la vida real, la ira de S'Alex en "Macbecks" precipita la salida de Inglaterra de la pareja y comienza así la etapa continental en el Real Madrid, un club que, al parecer, ya empezó a llevarse jugadores del Manchester hace 400 años.

En la capital del Imperio, Lord Macbecks chapurrea la lengua de Cervantes, gana una liga, marca tendencias y traba amistad con una tal Rebecca, quien, según los autores, podría ser o no Rebecca Loos, aquella secretaria personal que aseguró haber tenido un tórrido romance con el marido, padre y futbolista modélico.

Y de Madrid al cielo azul de California, donde David trata de mantener su forma física en un equipo de segunda como Los Ángeles Galaxy y Poshoria intenta, por su parte, relanzar, sin éxito, su carrera artística desde el trampolín del Nuevo Mundo con la ayuda del rapero L.M.N O'Pee.

Las referencias al original Macbeth y a otras obras de Shakespeare son constantes en el musical irlandés y, aunque la parodia preside sus actos, los autores han tratado de mantener el estilo y el lenguaje de la época.

Como Lady Macbeth en las escenas finales, Lady Macbecks también camina sonámbula en medio de la noche, pero aquí no trata de limpiar las manchas imaginarias de sangre de sus manos ni de borrar de su mente los horrores vistos.

Poshoria quiere lavar su consciencia y reflexionar sobre cómo ha transformado a un prometedor futbolista en un exiliado, en un profeta de la moda y en una marca global.

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