FAUNA PREHISTÓRICA

Cuando los mamuts y los rinocerontes lanudos se paseaban por La Concha

EFE

Carlos López.

Testigos mudos de la última Edad de Hielo que azotó Europa, los restos de estos animales hoy extinguidos o imposibles de ver actualmente en el País Vasco, reposan hoy en el recién inaugurado Centro de Depósito de Materiales Arqueológicos y Paleontológicos de Guipúzcoa, donde pueden ser examinados por los expertos que investigan esta época.

El diente de leche de un bebé mamut descubierto en la zona de Txomin Enea, en el barrio donostiarra de Martutene, o los restos de un rinoceronte lanudo hallado en la gruta de Labeko Koba de Arrasate, proporcionan a los arqueólogos una información vital sobre esta glaciación que, según ha explicado a Efe el experto en fauna prehistórica Jesús Altuna, extendió el casquete polar más allá de Escandinavia, donde el hielo llegó a alcanzar "1.200 metros de espesor" e hizo que el nivel del mar bajara considerablemente.

En nuestras latitudes, la costa ganó al mar cerca de doce kilómetros, con lo que la zona en la que hoy se encuentra la bahía de La Concha "estaría seca", según Altuna.

Éste es el escenario que nuestros antepasados, los hombres de neandertal primero y el actual homo sapiens después, compartieron con especies de una fauna casi mítica como los mamuts o los también desaparecidos leones cavernarios, hienas prehistóricas y osos de las cavernas, a los que en muchas oportunidades disputaron las grutas en las que se refugiaron de las inclemencias meteorológicas.

Junto a los humanos, también convivían en estas cuevas otras especies más pequeñas, como las lechuzas que se alimentaban de pequeños roedores que actualmente sólo viven en áreas de tundra.

Éstos no fueron los únicos animales que a ojos actuales resultan extemporáneos en nuestras latitudes, ya que justo antes de la última Edad del Hielo hubo, hace 150.000 años, un período interglaciar de temperaturas elevadas durante el que vivieron en el norte de la península el elefante antiguo, un animal de bosque que se extendía por toda Europa y que tenía "características diferentes al mamut".

Junto a vestigios de este paquidermo, los expertos han localizado también restos de hipopótamos en el yacimiento de Koskobilo en Olazagutia (Navarra) ya que la temperatura fue entonces superior a la de ahora y el mar estaba por encima de su nivel actual.

Los restos de la mayoría de estas especies y de otras muchas que llegaron más tarde a la cornisa cantábrica, como el uro (un antecesor del toro actual), el ciervo y el jabalí, esperan ahora en el nuevo Centro de Depósito de Materiales Arqueológicos y Paleontológicos de Guipúzcoa a los investigadores que, gracias a estos vestigios, podrán conocer con mayor exactitud los acontecimientos de aquellas épocas.

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