MÚSICA

Antony & The Johnsons, un sentido canto dedicado a la Madre Naturaleza

Antony Hegarty admite que con su música ha cumplido algunos de sus sueños. Ahora quiere cantarle a Obama.

Antony Hegarty admite que con su música ha cumplido algunos de sus sueños. Ahora quiere cantarle a Obama. / L.O.

ISABEL LAGUNA

Con su segundo álbum, ‘I am a bird now’ (2005), Antony Hegarty, líder de Antony and the Johnsons, deslumbró al mundo por su sobrecogedora voz. Ahora este artista transgénero publica un nuevo álbum, ‘The crying light’ (Secretly Canadian / PopStock!, 2009), un canto a la Naturaleza, a la que considera “una madre” y “la artista más grande”.

Antony and the Johnsons presentará en una gira que recalará en España la próxima primavera su nuevo álbum.

Hegarty explica que su nuevo trabajo ha tenido una inspiración clave: “Mi relación con el medio ambiente, mi creciente sentido de que en la Naturaleza encontraré una relación que me sostendrá porque ella es mi madre; estoy hecho de sus elementos, de sus minerales, de su aire, de su agua”. Probablemente en la propia Naturaleza, Antony ha encontrado la aceptación que en su adolescencia no le ofreció una sociedad que, por ser una persona transgénero (tiene un cuerpo masculino y una mente femenina), le marcaba como a un ser extraño, algo que, sin duda, ha influido en la fragilidad que su voz y su música desprenden.

Crecido en California, con 19 años se marchó a Nueva York, donde emprendió una carrera actuando en los after hours y en los cabarés, mientras su peculiar voz iba conquistando a grandes de la música como Lou Reed, que le invitó a cantar en algunos de sus conciertos y grabaciones. En el 2005, con ‘I am a bird now’, logró su sueño, tener un gran público y que su música fuera tan valorada que ha llegado a formar parte de bandas sonoras de películas, como ‘La vida secreta de las palabras’, de Isabel Coixet, de anuncios de perfumes, y hasta interpretada por la Orquesta Sinfónica de Londres. “Es un milagro, es probablemente la primera ventana para una persona como yo. No podía creer cantar canciones que escribí cuando tenía veinte años, como ‘Cripple and the star fish’, con una gran sinfónica. Parecía como si hubieran cogido mi fragilidad y la hubieran cubierto de diamantes”.

Pero asegura que, aparte de perder la tendencia a la autocompasión, el éxito no le ha transformado porque mientras se producía “yo estaba en casa haciendo mi colada”. “El éxito me ha demostrado que estaba haciendo lo que tenía que hacer, me siento más seguro. Pero no quiero tomar nada por sentado, las cosas cambian todo el rato”.

Dice que ahora sus sueños serían cantar ‘Feliz cumpleaños’ al nuevo presidente de EEUU, Barack Obama, porque “quiero apoyarle con todo mi corazón” y también al Papa, aunque en este caso no sabe qué tema elegiría. “Sería una canción secreta, deletreada, invisible, para llevarle hacia los sentimientos. Para preguntarle por qué intenta controlar las experiencias de todos, de atemorizar a todos y por que él y su Iglesia no nos ayudan, por qué no se ponen al servicio de lo femenino, de su madre, de su abuela, de la Tierra, de lo que le ha hecho nacer”.

Sorprende cómo este artista corpulento se relaciona con su voz: “Siempre he luchado con mi voz al hablar, no me gusta mucho. Cuando era niño, y aún me pasa, siempre intentaba imitar la voz de la gente con la que hablaba. Cuando cantas es distinto, porque estas en una alfombra voladora, pero yo, cuando escucho mis grabaciones, me pongo a dormir. Me cuesta estar despierto escuchando mis canciones”.

‘Another world’, ‘Daylight and the sun’, ‘Everglade’, ‘Dust and water’ o ‘Aeon’ son algunas de las canciones de su nuevo álbum, en cuyos arreglos ha colaborado Nico Muhly, quien ha trabajado con Björk y Philip Glass. “Quería que fuera muy íntimo, con el piano y la guitarra en el centro y que a su alrededor se abriera un bosque de posibilidades”, explica el cantante, que asegura que la Naturaleza es tan grande que “yo sólo puedo bailar en las sombras de la Tierra” para expresar que “todo es una perfección del mundo natural”. También su identidad sexual: “es sólo una parte de mi naturaleza, como el color de mis ojos o de mi pelo”, dice tras asegurar que tiene más en común “con un transexual de Irak que con un soldado americano”.

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