Una bailarina chilena recibe un balazo en la cabeza y sale indemne

La bailarina, de 24 años de edad e identificada sólo con las iniciales Y.G.S., llegó por su propio pie, pero con un orificio en la frente, al Hospital Van Buren del puerto. Iba acompañada por su pareja y el dueño del local donde trabaja.

Un oficial de policía informó de que "la pareja de la joven relató que ella salió en la mañana a comprar cigarros y había regresado con el disparo. Ella estaba consciente y hablaba. Nos dio todos sus datos".

El jefe de la unidad de emergencia del hospital, Ramón García, señaló que "ella está estable. La bala entró ocho centímetros por la zona frontal y quedó alojada en el lóbulo central, sobre el cuerpo calloso y pasó a través de la sustancia blanca del cerebro".

El médico calificó el hecho de que esté en buenas condiciones de "casi milagro, pues ni siquiera hubo necesidad de operar".

Respecto de la bala, dijo que "ahí se queda... sería un riesgo sacarla".

Al allanar la policía el local donde trabaja la joven, se encontró en la bodega un fusil Mauser y una bomba lacrimógena, seis cajas de proyectiles calibre 22, cinco cajas con cartuchos de escopeta y un par de cajas de balas calibre 32. El dueño del recinto no tiene permiso para poseer esas armas e incluso hay una demanda contra él por violencia intrafamiliar.

Se ignora cual fue el arma utilizada contra la bailarina y no se ha podido determinar el calibre de la bala, pues al no haber sido extraída no la han podido examinar los expertos en balística.

La mujer no ha querido relatar lo sucedido, al parecer por temor a su agresor, que aún no ha sido identificado por la policía.