Moda

Chanel y Lacroix, pura emoción

Lola Loscos / Efe. París

Por segundo día consecutivo la crisis dejó de existir en París, ayer gracias a la más sublime alta costura de Karl Lagerfeld para Chanel y de Christian Lacroix, dos inmensos artistas que este martes desvelaron su visión de ensueño para la primavera-verano 2009.

Chanel con una colección toda ella blanca, color amado entre todos -junto con el negro- por Mademoiselle Coco (1883-1971), fundadora y todavía respetadísima alma artística de la firma. Algunos toques negros, a menudo en bordados de lentejuelas, hicieron resaltar aún más la tonalidad general de la colección y de sus siluetas femeninas, que mostraban hombros levemente prominentes logrados mediante holgados boleros de manga corta o efectos de lejana inspiración militar que resaltaban aún más la cintura.

Las faldas, rectas o ligeramente ´evasé´, cortas, con pliegues rellenos de plisados, bordados de volantes de tul o del mismo tejido del modelo, también bordado o de ´tweed´, se portaban a veces sobre pantalones pitillo, por supuesto blancos. Bordados, plisados, drapeados, pequeños volantes, volúmenes asimétricos o de perfecta simetría, en particular en pequeñas hombreras y algunos -raros- estampados, con hojas negras sobre fondo blanco, por ejemplo, dieron para el día Chanel y también para la noche un esplendor sobrio e inusitado.

Fue un desfile de "lujo para iniciados", en palabras del modisto, a imagen de "la nueva modestia" Chanel, que ayer aplaudieron en directo estrellas como la actriz ucraniana Olga Kurylenko o el cantante estadounidense Kanye West. Una modestia en la que cada detalle resultó sobresaliente y fue garantía de una elegancia sin límites, que sólo son capaces de construir las mejores ´petites mains´ del mundo, como se conoce a las ´manitas´ de las costureras que trabajan en los talleres franceses de la alta costura.

Para desvelar al mundo sus nuevas ideas, el modisto trocó el Grand Palais por un nuevo espacio, situado junto a la histórica sede de la firma, en la misma calle Cambon, y cuyas paredes y columnas adornó con exquisitos trabajos de papel. Los mismos que utilizó para adornar las mesas donde invitó a su público a sentarse para contemplar el desfile; los centros de flores blancas colocados sobre ellas y algunos ornamentos portados por las maniquíes.

Tanto como el blanco -"acorde perfecto" de "belleza absoluta", según defendía Coco Chanel- como el papel -materia preferida" sobre todas las demás por Karl Lagerfeld- fue motivo clave de inspiración para su increíble verano de 2009. Al otro extremo de la paleta de formas y colores, Christian Lacroix tomó el Centro Pompidou. Lugar ideal para mostrar las imposibles mezclas de estampados, motivos y texturas que sólo maestros como él y el legendario Yves Saint Laurent saben lograr.

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