La película No llores, vuela, de la peruana Claudia Llosa, fue la encargada de inaugurar ayer la decimoséptima edición del Festival de Málaga Cine Español, una coproducción con participación española, canadiense y francesa que cuenta con Jennifer Connelly, Cillian Murphy y Mélanie Laurent como trío protagonista. Según Llosa, la historia ahonda «en el punto de quiebra en el que el ser humano está desprovisto de una solución o una respuesta».

Después de Berlín, acude a Málaga. ¿Lo hace en busca de una segunda oportunidad?

Bueno, era algo que estaba pensado desde el principio. José María Morales [productor] me planteó la opción de estrenar en Málaga y me pareció una muy buena idea. También estrené aquí Madeinusa, en la sección de Territorio Latinoamericano. Y esta película, aunque no lo parezca a priori, es una película española. Así que pensé que era muy bonito venir a Málaga para que la gente sepa el origen de este filme.

Es una cinta dura desde su propio título. ¿Cree que la fortaleza humana es algo indestructible?

Claro. Y creo que tenemos que recurrir un poco a creer en lo imposible. Al igual que los niños se creen realmente lo que imaginan: que pueden volar. Y a la vez hablar de la esperanza y de no ser tan críticos y duros con nosotros mismos.

La historia también invita a creer en el poder de nuestra energía y en la medicina alternativa.

Sí. A creer en el ser humano. Y creer en el otro. La película muestra a gente muy descreída.

Y desesperada...

Claro, pero es a partir de la desesperación cuando se busca lo alternativo. Y todo cambio social viene de lo marginal y lo alternativo. Y desde lo imposible. Desde la ruptura de esa barrera de lo establecido. Incluso los descubrimientos científicos y médicos. Me interesaba mucho eso de cuestionar lo sacro y de otorgarle al otro el poder curarte. En el fondo, creo que tenemos ganas de que nos cuiden, de que nos protejan y nos digan que todo va a estar bien. Está demostrado científicamente de que la manera en la que te dan el diagnóstico de una enfermedad influye en tu curación. El hecho de que creas en tu doctor puede ser decisivo para que te cures o no. Pero nadie habla de esto, nadie lo explica. Es algo que va implícito en las relaciones humanas.

Aunque su filme está envuelto de drama, sufrimiento, frialdad..., de lo que habla en el fondo es de la esperanza.

Sí, aunque existe una tendencia a lo contrario: a no tener esperanza sino a que cada uno proteja lo suyo. Con ello nos volvemos más egoístas, egocéntricos e insolidarios. En la película incluso se confronta la maternidad, un concepto que forma parte íntima y personal de cada uno, ya que la madre que encarna Jennifer Connelly se convierte en la madre de muchos. Ella decide dejar de ser madre de uno para ser madre de muchos. Me pareció un tema muy interesante para explorarlo y para ver cómo reaccionamos ante estas cosas, cómo nos perdonamos o cómo entendemos que todos somos iguales y que no puedes juzgar a tu madre sin pensar que también es un individuo que vive, que sufre... La idea era distanciarnos de los roles y de todos esos parámetros que nos estructuran en cajitas para volver a lo más simple y natural.

¿Cómo fue el rodaje en otro idioma y con actores tan populares? ¿No consideró que estos pudieran eclipsar de alguna manera la historia?

No sé... Creo que el talento no está en el nombre de un actor, aunque sí que sirve para financiar y esas cosas más prácticas. Pero lo que se ve en la pantalla es a alguien que presta su alma para contar una historia. El hecho de que sea en inglés viene establecido por el lugar en el que transcurre la acción. Por ejemplo, no podía haber contado esta historia desde Perú. Y creo que la apertura del idioma hace que el público no identifique lo que ocurre con un lugar geográfico determinado. Era algo que me ayudaba a mostrar algo que forma parte de todos, no de un sentir andino o un pensamiento latino, sino mucho más universal.