Para muchos, buena parte del futuro del Festival de Málaga pasa por aquí, por potenciar la sección dedicada a la producción iberoamericana, porque, recordemos, el certamen tiene previsto convertirse paulatinamente, poco a poco, en una cita con el cine en español, no exclusivamente con el cine español. Ya el año pasado el Festival confió confiado su inauguración y su apertura a una coproducción con Perú -No llores, vuela, de Claudia Llosa- y a otra con EEUU -Una noche en viejo México, de Emilio Aragón y con Robert Duvall-, respectivamente. Esta temporada también resultan importantes las coproducciones en la Sección Oficial, con La deuda (España-Perú) y Sexo fácil, películas tristes (España-Argentina). Territorio Latinoamericano recuperó el año pasado la dotación económica para la mejor película de la sección, y consolidará un nuevo apartado, Focus, «con perlas de otros festivales», en el que se proyectarán otros cinco largometrajes. Competirán dentro de la sección Territorio Latinoamericano, uno de los apartados al alza, competirán La orilla (Brasil), El comienzo del tiempo y Las oscuras primaveras (México), El gurí y El incendio (Argentina), Perro guardián (Perú), Presos (Costa Rica y Colombia), Vestido de novia (Cuba), El aula vacía (México, Argentina, Brasil, Colombia, El Salvador, Perú y Uruguay) y Las tetas de mi madre (Colombia).