Tenía mérito atreverse hace cincuenta años a levantar una película que denunciaba a las claras el retraso social del franquismo, especialmente en un asunto en el que, lamentablemente, queda aún mucho por recorrer. Pero Fernando Fernán Gómez pagó caro su atrevimiento y su El mundo sigue se estrenó de forma muy precaria. Desde entonces ha pululado por enciclopedias y conversaciones cinéfilas como una de las grandes cintas malditas del cine español. Afortunadamente, el cineasta Juan Estelrich, poseedor de los derechos del filme, se ha encargado de reestrenarlo en salas, y ayer pudo verse en el Auditorio del Museo Picasso Málaga.

Por si la cosa no tuviera ya los suficientes alicientes, el Festival invitó también a admiradores y colaboradores del autor argentino afincado en España para realizarle un homenaje como es debido: Antonio Resines, Gemma Cuervo, José Sacristán y Fernando Trueba.

Como aseguró Sacristán ayer, «el cine español no anda muy sobrado de clásicos», por lo que haber despreciado y olvidado durante medio siglo una película del calado de El mundo sigue resultaba algo imperdonable.

Trueba y sus compañeros de fatigas con Fernán Gómez ayer recordaron cómo éste casi se arruina financiando personalmente la película, que después fue condenada a la peor de las censuras, la del estreno clandestino, insuficiente.

El mundo sigue se reestrenará en las salas a principios de este verano.