"Tiempo sin aire", el segundo largometraje dirigido al alimón por Andrés Luque y Samuel Martín Mateos, ofrece un viaje hacia pulsiones humanas muy elementales, como la venganza, el odio o la mentira, y hacia rincones oscuros del alma, para confirmar la tesis de que la violencia engendra aún más violencia.

María (Juana Acosta) es una enfermera colombiana que perdió a su hija a manos de tres paramilitares y viaja hasta Tenerife, donde conoce a Gonzalo (Carmelo Gómez), para encontrar y vengarse de uno de los asesinos, Iván (Félix Gómez), que vive en la isla con su novia Vero (Adriana Ugarte) sin saber que la vida de ambos está a punto de cambiar.

Samuel Martín Mateos cree que esta historia, presentada hoy en la sección oficial de largometrajes del decimoctavo Festival de Cine Español de Málaga, "es transversal en el tiempo y en el espacio, porque podría pasar en cualquier punto del planeta y hace 2.000 años".

"Se trataba de ver cómo nos comportamos los seres humanos en un momento grave de conflicto", ha añadido en rueda de prensa el codirector, que ha explicado que la situaron en Colombia por el idioma y por el conocimiento de su realidad gracias al trabajo periodístico de Andrés Luque en el programa "En portada" de TVE.

Luque considera que "siempre hay víctimas que pagan los enfrentamientos entre los poderosos y las consecuencias de la violencia", y como buen conocedor de la región ha vivido con "mucha pena y un poco de desgarro" la situación en Latinoamérica.

"Vivió durante mucho tiempo situaciones de mucha violencia, y al final pagaban siempre los mismos, pero las cosas están cambiando y la violencia en estos momentos va a menos en Latinoamérica, pero creo que nos hemos quedado cortos intentando contar lo que pasaba allí", ha añadido.

Juana Acosta cree muy importante "darle voz a las víctimas", y más aún "a las víctimas de la violencia sexual en el marco de un conflicto armado que ha habido en mi país los últimos cincuenta años".

"Es reparador para las víctimas que se hable de lo que les ha pasado", ha resaltado la actriz colombiana, que ha calificado a su personaje como "una mujer que no consigue elaborar su duelo".

Ha agregado que se trata de una mujer "absolutamente ciega por el odio y por el ansia de venganza, una madre rota que es incapaz de ver que la vida le está dando otra oportunidad".

"Sueño con que algún día mi país pueda estar en paz, porque llevo quince años viviendo en España, pero Colombia lleva muchos años viviendo una guerra civil muy compleja. Los intentos ojalá que vayan a buen puerto, pero es un proceso lento, y las negociaciones son con uno de los grupos ilegales, pero hay más, no sólo están las FARC", ha señalado Acosta.

Félix Gómez ha admitido que le costó aceptar este personaje, porque no ser sentía "capaz de encarnar a este tipo", alguien "que se miente a sí mismo para poder seguir vivo".

"En Estados Unidos hablé con algunos excombatientes y me hice una idea de cómo un tipo normal, en un ambiente desquiciante de salvajismo y locura, se puede convertir en un animal", ha añadido el actor.

Adriana Ugarte considera que cada papel "es un entrenamiento para el siguiente", y ella no está "enamorada de los personajes protagonistas, sólo de los personajes", y en este caso el suyo era "un ser con unas aspiraciones vitales básicas".

Para Carmelo Gómez, en Occidente somos "testigos del horror que está habiendo en otros continentes y existe una deuda impagable por tanto dolor, sufrimiento y sacrificio de gente que no sabe de qué va esto", y su personaje es "un pacifista en medio de todo esto y un sanador".