Sólo 17 minutos le bastan a Álvaro Giménez Sarmiento para involucrarnos en el universo de la artista Elena Asins, una de las pioneras de la creación a través de los ordenadores. Con una fotografía espectacular y un concepto trabajado y cuidado, Elena Asins. Génesis es imprescindible

¿Por qué eligió esta forma tan singular de acertarse a la obra de Elena Asins? No es una manera académica, desde luego; en realidad, demuestra cómo el arte de Asins, matemático, puede dialogar y convivir perfectamente en el hermoso caos salvaje de la naturaleza de su pueblo.

No sé si es académico o no, y la verdad que me importa bien poco. No soy historiador ni crítico de arte, por lo que me guío casi en exclusiva por la intuición. Una de las cosas que más me interesaban era esa permanente traducción matemática que Elena hace de la naturaleza, algo que además casaba muy bien con el lugar donde vive, Azpírotz, un pueblo de apenas veinte habitantes perdido en el noroeste de Navarra. A partir de ese choque de ideas comenzó nuestro trabajo; el resto se resume en suerte, algo de olfato y el muchísimo talento de la gente que me rodeaba.

¿Cómo fue el contacto con Elena Asins, que es una persona, da la impresión, bastante privada y quizás inaccesible?

Es una persona amable y atenta, pero está en una época de su vida en la que solo quiere trabajar; en ese sentido, nosotros éramos un incordio y pudimos pasar muy poco tiempo con ella... Sin embargo, esa limitación dio lugar a a algo muy interesante, puesto que tuvimos que hacer una gran labor de investigación y ese proceso, largo y complicado, quedó muy patente en la película. Personalmente me gustan las películas que apelan a su condición, que no esconden sus engranajes. Es casi como si asistiéramos a su proceso de creación y eso es muy bonito. No sé, es un planteamiento casi brechtiano, pero que le voy a hacer... es lo que me gusta.

¿Sería usted capaz, como Elena Asins, de abandonarlo prácticamente todo para vivir en su obra, enfrascada en la creación?

Ya me gustaría, pero lamentablemente no tengo ni un diez por ciento de la determinación y el valor de Elena. Puedes estar de acuerdo o no con ella, pero es indiscutible que ha adoptado una postura vital honesta consigo misma. El sacrificio y la renuncia son partes fundamentales de su vida e imprescindibles para afrontar lo que más le importa: su obra.

Resulta difícil de creer que la primera antológica importante que se le dedicara a Asins fuera en el 2011. ¿Tanto pesa el hecho de ser un outsider, de no querer transigir con los usos y costumbres del mercado, el no pertenecer a corrillos intelectuales?

En España siempre hemos sido poco permeables al arte más limítrofe. Por suerte, Elena ha tenido la posibilidad de trabajar fuera durante muchos años y llevar su investigación hasta lo que es hoy. Ha pagado un precio muy caro por ello, claro está, pero por lo menos lo ha podido hacer. Aterra pensar la gente con talento que se queda por el camino y la mediocridad que vemos todos los días. En cuanto a lo de estar en los corrillos intelectuales, permíteme que dude de su utilidad.

¿Concibió Génesis como una puerta de entrada en el universo Asins para quien no lo conozca?

La gente me dice que cuando termina de ver el corto se va enseguida a rastrear todo lo que hay de Elena por internet. Es algo que me gusta y estoy muy contento por ello, pero si te soy sincero nunca fue mi intención. No suelo hacer películas para formar a nadie ni dar a conocer una realidad.