En El incendio el espectador es como el vecino que escucha una tremenda discusión de los inquilinos del piso de arriba o de unos completos desconocidos. ¿Nunca te sentiste tentado de ampliar la historia y dar una imagen más panorámica de la pareja?

Siempre la intención fue trabajar sobre este pequeño corte, estas 24 horas de Lucía y Marcelo, quizás las peores 24 horas de sus vidas. Este corte, además, permite que los personajes tengan la capacidad de ser más sorpresivos, de no estar tan cerrados psicológicamente... Por otro lado, un día tan extremo como el que viven los personajes saca a relucir actitudes que pueden ser sorpresivas incluso para ellos, actitudes en las que ellos mismos no se reconocen.

Hay una visión bastante fatalista de la relación de pareja, gente aparentemente normal pero que tiene una gran carga de violencia contenida; de hecho, esa explosión a modo de Un día de furia en versión pareja no la planteas como catarsis... ¿Así nació la idea?

La idea inicial de la película era contar las últimas 24 horas de una pareja. Luego, con el trabajo que hicimos con algunos amigos y Agustina Liendo, la guionista del filme, eso se fue convirtiendo en algo quizás aún más terrible. Creo que estamos asistiendo al momento de mayor descomposición de la pareja, pero no estoy seguro de que no haya una catarsis allí, un lugar desde el que quizás puedan encontrarse. Quizás ese lugar no sea el más sano o el que todos consideraríamos más natural o centrado, sin embargo, albergo la esperanza de que los personajes hayan descubierto cosas nuevas tanto de sí, como del otro, cosas que los puedan ayudar a salir adelante.

¿Cómo ha sido el trabajo con los actores? Lo pregunto porque es una película bastante intensa, por momentos agobiante… ¿Cómo manejaban esa carga emotiva los actores, con todo el peso del filme sobre ellos?

El trabajo con los actores ha sido sobre todo muy agradable, una experiencia feliz. Al comienzo del trabajo les dije que con este filme enos la jugábamos los tres y ellos se han sabido entregar de manera total. El trabajo previo consistió en ensayos durante dos semanas antes de la filmación, en ver algunas películas claves que usamos como referencia para nuestra película y en hablar mucho acerca de los personajes y acerca de nuestras propias experiencias de pareja. Todo esto nos llevó a armar un universo común de comunicación y mucha confianza entre nosotros. Tanto Pilar como Juan son actores con mucha experiencia en teatro y tienen un acceso a las emociones muy directo; yo mismo me sorprendía de la eficacia con la que podían llegar a los estados necesarios.

¿Tienes algún proyecto entre manos? ¿Una vuelta a los documentales quizás o te quedarás en la ficción?

Si, desde hace alrededor de un año, cuando terminamos de editar El Incendio, que estoy trabajando con Agustina Liendo y Martín Mauregui en un nuevo proyecto de ficción, un thriller en el mundo del fútbol profesional en Argentina. La película será producida por La Unión de los Ríos y sería ideal poder filmarla el año que viene, aunque es un proyecto un poco más grande y la financiación será algo más trabajosa. Por ahora no tengo planes de volver a los documentales, aunque tengo pendiente cerrar una especie de trilogía de documentales de observación.