¿Que cada año se presenten más películas que quieran participar en el Festival de Málaga es un síntoma de su buena salud?

Hemos constatado, y así nos lo dice el sector, que Málaga es cada vez más útil a sus intereses y que, por lo tanto, vamos en la buena dirección, que es ayudar a la promoción y difusión del cine español. Y como consecuencia surge ese interés cada vez más creciente por estar en el festival. Cada año, al abrir la convocatoria, nos alegra mucho ver que hay un gran deseo por estar aquí. Este año se han presentado casi 1.800 películas (1.785), lo que nos indica que estamos logrando los objetivos.

¿Cómo son las películas que acuden este año a la sección oficial a concurso?

En general hay cosas bastantes interesantes. Películas muy variadas en sus temáticas y en su producción. Y que en gran medida son un reflejo de lo que es actualmente el cine español. Dentro de la variedad temática de la sección oficial existe un denominador común en un número significativo de películas, que es el compromiso con la realidad. Quieren ser reflejo del mundo en el que estamos, de las circunstancias que estamos viviendo, de la complejidad de la situación? Y esto lo veremos en títulos como Cerca de tu casa, un musical sobre desahucios. Por su parte, Julie se extiende a estas nuevas formas de vida que se ha generado como respuesta a una sociedad urbana despersonalizada. Es una cinta rodada en un pueblo comunitario real del bierzo leonés. El cine español está cada vez más apegado a su realidad y sus argumentos e historias son cada vez más descriptivas de lo que nos ocupa y nos preocupa. También hay comedias, a veces agridulces, como es el caso de El futuro ya no es lo que era; una comedia sobre las propias comedias, como es Nuestros amantes, la cinta de clausura, y películas de corte histórico, como Gernika, que también nos habla de la realidad, solo que desplazada años atrás. En general, si hubiera que hablar del denominador común de muchas de las películas de la sección oficial, sería su apego a la realidad. Cuentan historias que nos son cercanas y que tocan elementos que forman parte de nuestra vida. Y creo que estas características acercan el cine español al público.

Las nuevas cintas de realizadores como Bollaín, Calparsoro o Almodóvar se han estrenado en fechas muy cercanas al festival. Se podría pensar que escasean los grandes nombres de nuestro cine en la sección oficial...

Discrepo de esa valoración. La mayor parte de la prensa del país habla de una sección oficial seria y comprometida. Y no de una sección endeble. La decisión final de acudir o no a Málaga está marcada por muchos elementos que escapan incluso al deseo de los propios directores o los intereses del festival. Nosotros siempre ofrecemos esa posibilidad. Y luego las circunstancias nos ayudan o no. Pienso que cada una de las películas que has citado tienen en su plan de estreno unos planteamientos en los que quizá el festival no sea una de las piezas que ellos consideran fundamentales. Pero pasa en Málaga y en todos los demás festivales. También en fechas cercanas a los demás certámenes se producen estrenos de realizadores importantes. Siempre he defendido que a los festivales hay que valorarlos por lo que tienen y no por lo que dejan de tener. Hay que respetar que Bollaín, con la que estuvimos en contacto, o Almodóvar tengan sus estrategias de estreno.

¿Se siente orgulloso de cómo los malagueños se toman ahora el festival como algo propio gracias a proyectos como el MaF?

El único mérito que puedo tener es haber abierto esa puerta. O al menos quitarle una cierta llave. Pero cuando planteas un proyecto participativo y la ciudad responde, es la ciudad la protagonista. Estoy inmensamente feliz porque es la constatación de toda la creatividad que hay en Málaga. Creo que este evento, que ha nacido vinculado al festival, y que con el paso del tiempo bien podría tener personalidad propia, nos da futuro. Le da futuro a la ciudad de Málaga.

¿Será posible que el festival crezca como hasta ahora sin contar con más recursos?

La experiencia en la gestión de estos años nos indican aquellos caminos por los que podemos atajar y cuáles son aquellos gastos que podemos economizar. Por ejemplo, hasta ahora había entendido las licitaciones públicas como el sistema normal de funcionamiento, lo que nos ha llevado a precios de mercado en cada una de las contrataciones externas. Pero hasta ahora, el festival se contrataba por un lado y el resto de acciones y proyectos se hacían a través de contratos menores. Pero este año, en los siete procesos de licitación que hemos realizado, hemos conseguido aunar todas las actividades del festival -Mosma, Screen TV, Edad de Oro...- y hemos conseguido ahorrar en torno a 40.000 euros. Porque las licitaciones se van adaptando a los precios de mercado. Y cuantos más servicios sacas a licitación pública, más se ajustan los contratistas. Lo que hace que al final puedas ir economizando recursos. También está el aumento de las partidas de los patrocinadores, que nos ayuda a hacer más. Pero sí, intentaremos obtener más recursos y optimizar lo optimizable para hacer más cosas.

Al menos parece que la Junta ha comenzado a tomar conciencia de la importancia del certamen con una simbólica aportación económica.

Con la Junta llevamos un proceso en el que hemos vivido diferentes momentos. Hasta 2011, había una aportación económica directa que al principio era de 180.000 euros y después bajó a 100.800, pero desde ese año no hubo aportación. Y en estos dos últimos años, la Junta invertía fondos propios en actividades propias y en espacios propios en el marco del Festival. Sin embargo, este año han dado un paso adelante, aunque ellos mismos reconocen que es un paso pequeño. Van a invertir fondos propios en facturas de actividades que realiza el festival en beneficio del cine andaluz. Son 10.000 euros. Coincidimos tanto desde el festival como desde la Junta que es un primer paso pequeño, pero primero. Confío en que los responsables de la Junta alcancen a ver con la experiencia de este año el valor y la importancia del Festival de Málaga en la difusión y promoción del cine andaluz, que creo que es el que más ayuda en este momento. Y que en el futuro esa aportación pudiera crecer a niveles bastantes más elevados. Hay que valorar este primer paso, pero que necesita de pasos posteriores. Como necesitan también el conjunto de los festivales del territorio andaluz que se les otorgue identidad propia dentro del marco de la nueva ley del cine de Andalucía. Por eso creo importante la moción institucional aprobada en el Ayuntamiento de Málaga en esta línea.

¿Cómo enfocará el vigésimo aniversario del certamen el año próximo?

Vamos a tener sólo once meses para prepararlo porque la Semana Santa será en abril y nosotros tendremos que adelantarnos a marzo. Tenemos poco tiempo. Quiero que sea un año bonito en el que disfrutemos todos. Que nos sirva para hacer balance de todo lo hecho en estas dos décadas y que ha convertido al Festival de Málaga en un certamen joven pero con mimbres de madurez. Y que sea una edición celebrativa de algo muy importante, que es que hoy por hoy somos un festival consolidado, útil y necesario para el cine español. Nuestro presente es el verdadero garante del futuro. Quiero que sea una edición de memoria y celebrativa de un presente que está ganándose el futuro. En este momento es una realidad que somos uno de los festivales más importantes de España y me atrevería a decir que somos un festival referencial en el ámbito internacional, fundamentalmente en el ámbito latinoamericano. Málaga es un festival al que acuden directores de festivales de todo el mundo.

¿Cómo ve el estado del cine español actual?

Aunque al principio se me podría tachar de triunfalista, vengo diciendo desde hace años que aunque hemos vivido y seguimos viviendo tiempos difíciles, desde el punto de vista de la creatividad el cine español siempre ha tenido un nivel muy alto estos últimos años. Y esa creatividad ha tirado de la industria. Eso hizo que nos encontráramos en 2014 con una cuota de pantalla del 25%. Muchos señalaron a Ocho apellidos vascos y alguna otra película más como responsables de estas cifras. Pero este año hemos rozado el 20% con un grupo de películas más numeroso. Es evidente que cada año que esto ocurra se producirá un encuentro más estrecho entre el público y el cine español. Porque volveremos a crear el hábito del público a ver cine español. Este año, una de cada cinco películas vistas en España era española. Está bien que el talento tire de la industria, pero hacen falta más cosas. El sector necesita de unas decisiones de naturaleza institucional, fiscal y de rediseño del modelo del sector productivo que hagan que esto sume al talento para logar que el cine español sea saludable en lo industrial también. Tenemos importantes retos por delante. En primer lugar, la fiscalidad. Es absolutamente necesario que se produzca una bajada del IVA cultural. Tenemos por otra parte las ayudas del Ministerio de Cultura, que acaban de cambiar su formato. Estamos en la necesidad de debatir las distintas ventanas de exhibición y los incentivos fiscales en la captación de rodajes internacionales. Todos estos elementos, aunque hay más, necesitan de reflexión y solución.

¿No cree que se ha olvidado ese prejuicio que había en el público hacia el cine hecho en España?

Es verdad que había un prejuicio social a la hora de ver cine español. Pero afortunadamente creo que ya se ha abandonado. El cine español cuenta historias muy interesantes en este momento. Las cuenta muy bien y está consiguiendo facturas de producción o bien importantes en cuanto a medios, o bien inteligentes en cuanto a la utilización de los escasos recursos con los que a veces cuenta. Y esto tiene después su reflejo en la taquilla, que es donde de verdad hay que testar la salud del cine español. Los festivales estamos aquí para dar un empujón desde el punto de vista de promoción y difusión de las películas pero no somos la meta de nada. El festival no es un fin. Es un camino. El fin, la desembocadura natural de las películas está en las salas de cine. Y las cifras de taquillas de estos años demuestra que ese prejuicio ha desaparecido y que a la gente le interesa el cine español. Los espectadores hemos aprendido otra vez a querer al cine español. Ahora se trata de mantener ese cariño acudiendo a ver sus películas. Y si el Festival de Málaga sirve a esos intereses, pues seremos realmente útiles.