­El otro largometraje de la jornada, Julie, de Alba González de Molina, es una apuesta por el cine independiente que empezó a forjarse mediante una campaña de micromecenazgo.

En una ecoaldea que existe en el Bierzo se refugia en su huida de sí misma la protagonista de esta película que supone el debut en la ficción de su directora después de haber trabajado en el campo del documental. «Me interesaba mostrar el peso que llevamos por fuera y por dentro en cuanto a las generaciones, padres, madres, abuelos e hijos, y cómo debemos ir desvistiéndonos y Julie intenta desprenderse de sus capas para aceptar lo que tiene dentro», señaló González de Molina.

Sobre las dificultades del rodaje en la ecoaldea podría rodarse otra película, porque fue necesario transportar con tirolinas y carretillas a través de la montaña todo el material, como los generadores para tener la energía que no existía en el poblado. Entre los miembros del reparto hay un habitante real de la ecoaldea, Daniel Martín, que recordó cómo estuvieron «sopesando los pros y los contras» y fueron necesarias «muchas reuniones» para tomar una decisión cuando les llegó la propuesta del rodaje.

«Nos tuvieron que exponer cómo iba a ser el rodaje, de forma muy concreta, para que los más radicales con la ecología estuviesen tranquilos», dijo Martín.

Esta ecoaldea del Bierzo tiene una población que en verano alcanza las setenta personas, aunque en el último invierno se ha reducido a 32, «porque es muy duro, se queda aislada durante varias semanas y no se usan motores, así que la leña hay que hacerla a mano, y son cosas que no todo el mundo está dispuesto a disfrutar».