¿Cómo surge la idea del blog y del documental, en definitiva, de dejar constancia pautada, diaria de la vida de Jan? ¿Fue un desahogo o una forma de aceptación?

El blog surge por una necesidad personal de compartir todo lo que nos estaba pasando, necesitaba mostrar mis sentimientos y superar mis miedos, fue un impulso. Me sentí muy arropado por la gente y a la vez empecé a darme cuenta de que nuestra historia también ayudaba a otras personas. A la par comencé a grabar todo lo que estábamos viviendo, sentía la necesidad creativa de captar los sentimientos, de capturar la belleza de Jan. Enseguida fui consciente de que quería hacer un documental.

Ha dicho que espera que La historia de Jan pueda ayudar a mucha gente. ¿En qué sentido?

Es una historia de aceptación, de superación personal. Cuando tienes un hijo con síndrome de Down el tiempo se para, cada logro se vive como una fiesta. Siento que hemos aprendido mucho con respecto a esto, los seres humanos vivimos a mil por hora y nos perdemos un montón de cosas que pasan por nuestra vida. A las familias que estén viviendo lo mismo, la película les puede ayudar a darse cuenta de que todo llega, de que es más fácil de lo que en un principio parece.

El documental aborda un asunto y una situación muy concretas pero también es, en el fondo, una historia sobre la tenacidad y la superación personal. ¿Qué puede aprender de Jan alguien que no esté directa o indirectamente ligado al síndrome de Down?

Creo que esta película puede llegar a la gente, tengas o no tengas un hijo con síndrome de Down. Es una historia sobre el amor de unos padres a su hijo por encima de todo. Mucha gente tiene problemas personales, historias y enfermedades que aceptar y superar. Esta película nos cuenta que se pueden abordar los problemas desde el amor y el sentido del humor, siempre sin olvidarnos de que hay que transitar por el dolor y pasar el duelo. También la película habla mucho de la paternidad, le da lugar a esa figura que muchas veces está tan olvidada.

El documental muestra lo importante que ha sido para ustedes su círculo de familia y amigos, que se ve que han sido un sustento y un hombro básicos. ¿Hay una reivindicación de la solidaridad, la comprensión y la amistad en el documental, verdad?

¡Por supuesto! El entorno es fundamental para cualquier cosa que te pase, uno se siente muy solo y necesita el calor de la gente que le quiere. La familia y los amigos han sido un pilar importantísimo para los tres.

El Estado, las instituciones? ¿Ayudan de verdad, son una red de seguridad en estos casos o uno se siente desamparado?

Sí que hay ayudas, pero la realidad es que debería haber mucho más y más fácil de conseguir. Para mí lo peor es lo poco informadas que están las familias, no todo el mundo tiene la capacidad de tramitar ayudas y se necesita hacer un montón de papeleos para conseguirlo. Además es común encontrarse con problemas que retrasan los pasos. Hay mucho camino que recorrer en este sentido.

Usted es un profesional de la imagen, de la mirada; Jan tiene una mirada propia, una forma de ver las cosas pura. Su hijo ha cambiado su vida, sí, está claro, ¿pero también su mirada, su forma de mirar la vida?

Jan ha cambiado mi vida, me ha hecho mejorar como ser humano, apreciar mucho más cada instante y comprender la palabra AMOR con mayúsculas. En el documental se ve como evolucionamos los tres, cómo Mónica y yo no somos los mismos después de 6 años. Es muy bonito.

Cuando grababa a Jan, ¿era usted padre o documentalista?

Cuando grababa a Jan muchas veces era un padre capturando la belleza de su hijo con ternura, pero otras veces me posicionaba en el papel de creador, siendo consciente que estaba haciendo una película, aunque lo que estuviera grabando resultara duro para mí.