El cineasta Fernando León de Aranoa, ganador de seis premios Goya, considera que "una de las mejores cosas" que puede pasar a todos los que se dedican a su oficio es "despertar emociones en alguien cuando ve una película", porque "es de lo que se trata al final".

"Se trata de generar una emoción y una empatía con los personajes. Es buena la película si vives lo que está pasando en la pantalla y, cuando pasa eso en una sala de cine, de alguna forma funciona lo que has pensado", ha resaltado León de Aranoa, que hoy recibe el Premio Retrospectiva en el vigésimo Festival de Cine en Español de Málaga por toda su trayectoria.

Admite que hay "algo egoísta en el trabajo creativo", ya que "debe ser divertido y apasionante para uno, porque, si no, dejarías de hacerlo y, si es divertido para ti, quizás lo sea también para los demás".

Sobre el compromiso de sus trabajos, subraya que es "algo que va sucediendo y no forma parte de un cálculo", y especialmente en las películas de ficción sucede "de una forma más accidental".

"Te vas metiendo con los personajes y van conformando películas que tienen esa parte de compromiso", ha señalado León de Aranoa, el cual ha citado el ejemplo de "Los lunes al sol", que tuvo un trabajo de documentación largo antes del rodaje, en el que se fue "involucrando".

Siempre debe haber "algo de partida" que le resulte interesante para meterse en un proyecto "que va a llevar tres años de trabajo", y por ello "más vale que sea un tema interesante, porque, si no, acabas aburrido".

"Escribo para comprender, porque a veces no tienes una opinión sobre algo hasta que escribes sobre eso. En 'Los lunes al sol' fue la situación de la gente del sector naval y el cierre de los astilleros, y eso nos alimentaba a nivel emocional".

Aquella película nació de un recorte de prensa sobre un suceso en Vigo, donde unos trabajadores del sector naval habían retenido un barco en mitad de la ría en protesta por su situación laboral.

"La documentación hizo que la película se nos fuera en otra dirección, dejamos los planes que teníamos, los personajes nos ayudaron a contar la historia, y la película terminó siendo muy distinta", ha explicado.

Se considera "afortunado" por haber coincidido con productores que le han permitido una independencia creativa y trabajar de la forma que él quería.

Respecto a Elías Querejeta, ha resaltado que era un productor "que daba mucho tiempo a las películas" y con el que tuvo "a veces diferencias de criterio, pero sólo en las etapas de guión y de montaje".

"En el rodaje, Elías desaparecía y entendía que ya tenía uno problemas de sobra como para añadir uno más. Pese a la fama de productor intervencionista que tenía, al final las decisiones eran mías", ha asegurado León de Aranoa (Madrid, 1968).

Alterna la ficción con el rodaje de documentales porque considera que este género permite "un contacto directo con realidades a las que no se tiene acceso".

También le permiten "descansar de la ficción" y le sirven casi como "terapia", porque, "cuando se hace una película de ficción, se intenta tenerlo todo controlado al milímetro y en documentales no se puede".