Este premio se entrega a jóvenes talentos con una mirada distinta. ¿Se siente así?

¿Una mirada distinta a qué?

A lo establecido. A lo que se aleja de lo comercial...

No me siento así. Creo que cualquier cineasta, aunque lo consideremos comercial, tiene su mirada. Todos tenemos una mirada distinta. Otra cosa es que te habitúes más a lo establecido.

Su relación con el Festival de Málaga debe ser muy especial por el impulso que le ha dado a su trayectoria.

Totalmente. Siempre he estado muy ligado al Festival de Málaga. En parte, gracias a este festival estoy donde estoy. Si Stockholm no hubiera recibido ese empujón en Málaga la película no hubiera tenido ese recorrido.

El pasado sábado, su cortometraje 'Madre' recibió el Goya a mejor corto de ficción. ¿Cree que el cortometraje se entiende como un paso atrás en el mundo del cine?

No creo. En otro caso, alguien podría pensar que es un paso atrás, que no lo es de ninguna manera, pero yo tengo la suerte de estar haciendo una película, El reino, y haber podido rodar este corto en medio de dos largos.

Pero se tiene la idea generalizada de que uno empieza con los cortos para después llegar a hacer un largo. De hecho, al recoger el Goya confesaron que Madre se hará película.

Siempre digo lo mismo: yo quiero rodar cuanto más mejor porque considero que cuanto más ruedas más aprendes. Y nos surgió la oportunidad de rodar este corto, que creo que funciona por sí mismo, aunque para mí era una primera gran escena de una película. Y como el corto ha ido saliendo tan bien, creo que es algo natural querer hacer la película. Pero no estaba pensada antes. De hecho, la estamos escribiendo ahora.

Levantar el proyecto de Stockholm fue complicado. ¿Cree que lo que más pesa en el cine es todo aquello que no tiene que ver con lo creativo y sí con lo económico?

Esa es la realidad. Tengo que estar agradecido por cómo me salió todo, pero sí que cuesta mucho levantar una película. Pero bueno, ya me llegarán las vacas flacas...

¿Eso quiere decir que está de vacas gordas?

Considero que soy muy afortunado de poder rodar en 2015 una película (Que Dios nos perdone), en 2016 un corto y en 2017 otra película. Y en 2018 ganar un Goya. No me pienso quejar ahora mismo.

¿Se ve rodando cada año como Woody Allen?

Si me dan el dinero, sí. Y estaría encantado. Pero sé que eso no va a ocurrir porque no es lo habitual. Y además tendría que tomarme un descanso. O sea, que no. Me retracto de lo que acabo de decir.

¿No cree que el cine español se ha sacudido en los últimos años de muchos de sus males y que ya no abundan tanto los que rechazan ver películas españolas por sistema?

Nos estamos quitando lastre y la cosa va mejorando poco a poco. Pero es muy preocupante que haya gente, que la hay y mucha, que diga que no va a ver cine español. Es algo que me parece muy injusto y de una gran ignorancia e incultura. Pero sí que estamos mejor.

En 'El reino' vuelve a contar con el malagueño Antonio de la Torre. ¿No le da pena que reciba tantas nominaciones a los Goya y tan pocos premios?

Su premio es trabajar tanto y ser tan bueno. Y que enamore como lo hace a tantos directores. Y a mí el primero. Lo conocí en Que Dios nos perdone y lo que hemos vivido estos tres años es casi una historia de amor, porque es un ser humano muy especial, además de un actor extraordinario.

¿Cree que la proliferación de plataformas de cine bajo demanda acabará con las salas?

Las salas están muriendo, pero no es ni correcto ni justo decir que sea por culpa de las plataformas. Todo avanza. Los espectadores también están matando a las salas. No creo que las salas vayan a morir definitivamente, pero sí habrá millones de salas menos y que quedarán como lugares de culto.