¿Cómo se siente en Málaga?

Increíble.

¿Nunca había estado antes?

No. Es un descubrimiento y un privilegio. Sobre todo estando aquí celebrado lo que más me gusta: el cine. Estoy encantado de estar en esta ciudad preciosa.

¿Es consciente de que tanto la película como usted están compitiendo por un premio?

¿Sí? No creo que vaya a ganar. Prefiero no hacerlo, no me podría meter en otra categoría fiscal, me van a cobrar más impuestos...

Bueno, no hay dotación económica...

¿No? Mierda. Entonces me da igual ganar.

¿Cómo entró en este proyecto y apostar por el cine menos comercial?

Hace unos seis o siete años creé mi propia productora dedicada a realizar pequeñas películas independientes. Es un sueño que tenía hace veinticinco años, cuando conocí a Guillermo del Toro. Mi primera película independiente fue Cronos, una cinta que presentó al mundo a Del Toro y a la vez me introdujo a mí en un entorno cinematográfico puro, poco comercial, nada corporativo y sin nadie en traje de chaqueta en el rodaje. Solo había artistas que estaban permitiendo al director a tener libertad. Y ya hemos visto lo que ha pasado con Guillermo del Toro desde entonces. Mi obsesión desde entonces ha sido copiar eso, duplicarlo o triplicarla. Entonces conocí a Ernesto Daranas en Cuba, donde llegué por otros motivos distintos a hacer una película. Y allí me invitó a trabajar en esta película independiente en un lugar tan maravilloso para un americano como es Cuba. Para mí era un sueño y no podía decir no. Además, eso era exactamente lo que buscaba. Y lo encontré sin buscarlo. Este proyecto me encontró a mí y todas las luces de los semáforos estaban en verde. Así que decidí hacerlo.

¿Ha podido encontrar el mismo feeling en algún proyecto español?

Me muero por encontrarlo. Uno de los grandes privilegios de mi trabajo es que he rodado películas en casi todos los continentes y visto lugares que nunca hubiera pensado visitar. Y lo mejor es que no los he visitado como turista sino como miembro de la comunidad; conociendo a sus trabajadores, jugando con sus niños y comiendo en sus restaurantes . Así que la forma en la que percibo el mundo es como si fuera un ciudadano más durante un pequeño periodo de tiempo. No hay mejor forma de ver un lugar como que te acogan como uno de ellos. Nunca he hecho una película en España, y eso de adoro este país. He pasado mucho tiempo en Barcelona y también en Madrid. Me encanta España y los españoles. Y espero que después de esta entrevista suene el teléfono y me ofrezcan hacer una película aquí. Porque si me gusta el proyecto seguramente diré que sí.

¿Tiene otras referencia cinematográficas españolas además de Almodóvar y Amenábar?

Tengo que confesar que no. Almodóvar es un dios y algunas de sus películas, como Todo sobre mi madre, que es una obra maestra, me han maravillado. Pero no puedo decir que desconozco las nuevas generaciones. Una de las buenas cosas que hizo Harvey Weinstein antes de ser exiliado y sobrepasar los límites, es que hace 42 años, cuando comencé a salir con mi mujer, Weinstein traía a Nueva York, a través de Miramax, películas de todo el mundo. Y de vez en cuando podíamos ver las magníficas películas de realizadores italianos, alemanes o españoles. Weinstein estaba obsesionado en mostrar al público americano el cine mundial. No estoy intentando convertirlo en un héroe, pero la única cosa que hizo bien es reconocer a los excelentes cineastas y llevarlos a los Estados Unidos.

Seguro que le han preguntado por Trump en todas las entrevistas que ha ofrecido estos días.

Así es.

Yo no lo voy a hacer.

Gracias.

¿Tiene alguna idea de cómo está la política en España?

He escuchado algunas cosas y pregunto a mis amigos españoles para que me expliquen qué ocurre aquí. Los españoles son muy emocionales y cuando un tema les molesta mucho no quieren hablar de ello. Por eso nadie me ha explicado lo que pasa con Cataluña.