ZonaZine ofreció ayer Trinta lumes, de Diana Toucedo, un largometraje en gallego que muestra la forma de vida de las aldeas de la Serra do Courel en Lugo, Galicia.

La película no se desarrolla a partir de una estructura narrativa concreta; más bien trata de profundizar, de zambullirse en la naturaleza, la vida campestre y las tradiciones. Sin embargo, se plantea la desaparición de una niña para establecer una pequeña trama; también se presta especial atención al día de los santos difuntos y a la visión que tienen en O Courel sobre el paso de la vida a la muerte, tratándose de una transición a otra vida distinta.

Trinta lumes quiere decir treinta fuegos en gallego: en la zona no se cuenta por habitantes, sino por el fuego del hogar. Y son 30, en este caso, porque, entre las 52 o 54 aldeas que hay en El Courel sólo quedan 30 niños que, además, cuando llegue el momento de ir al instituto, tendrán que dejar sus hogares e irse a estudiar a Lugo u Ourense.

Un año y medio de rodaje, además de un trabajo previo de preparación, fue necesario para elaborar el filme. El paisaje así como los habitantes que forman parte de él son el núcleo de esta singular pieza, los protagonistas son Alba Arias y Samuel Vilariño, dos niños de uno de los colegios de la zona en la que se grabó. Ninguno de los integrantes de este filme tiene formación interpretativa, puesto que Diana Toucedo quería captar la mayor naturalidad y comodidad posible, además de que el guion no está totalmente establecido, sino que se siguieron una serie de pautas a partir de las indicaciones de la directora.

La producción ha querido reflejar de modo fragmentario el contenido para aportarle el valor correspondiente a cada una de las piezas recopiladas. No obstante, las diversas partes adquieren un significado en solitario, pero difícilmente forman un conjunto estructurado en una sola historia.