Los compadres Fali y Rafi -antes el Cabesa y el Culebra- estrenaron ayer en la primera competición del certamen malagueño El mundo es suyo, comedia que recoge el testigo de El mundo es nuestro, en la que dibujan a «ciertos personajes y realidades del presente del país a través de la sátira y el humor con el fin de que la gente reflexione sin sentirse agredida».

¿Qué errores cometieron en El mundo es nuestro que no han querido repetir en El mundo es suyo?Alfonso Sánchez

: Después de ver lo que ha conseguido El mundo es nuestro, considero que es una película redonda e imperfecta. No le movería ni una coma. Lo que he intentado aquí es revivir el espíritu que me hizo llegar a El mundo es nuestro sin repetir el molde. No aprovechar algo que ha funcionado para estirarlo, sino hacer otra cosa distinta, con otros personajes y otro enfoque. Y ha sido muy difícil y una responsabilidad. Por eso ha sido un proceso tan largo. El defecto de esta película es haber tardado seis años. Pero creo que lo hemos convertido en virtud, ya que es una película más madura y una calidad técnica muy superior. Espero haber conservado ese espíritu y frescura de la primera.

Lo que sí tienen en común ambos filmes es que a través humor nos hacen ver lo patéticos que podemos llegar a ser.A. Sánchez

: Las mejores comedias están en los grandes dramas de sus personajes.

Alberto López: Mirarte a través de la risa es la mejor de las reflexiones, Valle Inclán lo hacía de otra manera, quizá de una forma más dramática, cuando hablaba de esa realidad deformada en un espejo cóncavo. Las maneras evolucionan, pero sí que es verdad que queríamos dibujar a ciertos personajes y realidades del presente del país a través de la sátira y el humor con el fin de que la gente reflexione sin sentirse agredida.

¿Están los despachos de abogados, las empresas y los ayuntamientos de España lleno de Falis y Rafis?A. Sánchez

: Hay un Rafi en Sevilla y también en Santiago de Compostela, estoy seguro. Me juego la mano. Y también hay un Fali en Madrid e incluso en Barcelona.

¿No creen que la actual crispación está haciendo que perdamos la libertad de expresarnos sin que surja el enfrentamiento?A. López

: La crispación tiene mucho que ver con el momento político que atravesemos. Creo que el vaso se va llenando y la libertad se acaba por ciclos. Pasó a principios del siglo XIX, cuando después de un trienio liberal se reconstituyó la monarquía absoluta y vino una época de censura absoluta. Y esto se va repitiendo en la historia de España. Creo que estamos en un momento de carencia de libertades porque lo dicta un juez. Creo que la gente se crispa porque la gente se descoloca.

A. Sánchez: La libertad entre el artista y el público queda entre ellos. El público es soberano y tiene todo el derecho de enamorarse de la obra, odiarla, recomendarla... Nosotros estamos para eso. No trabajamos en otro sentido. Nuestra vocación es intentar ser honestos como artistas.

Honestos son cuando dicen sin tapujos que su cine es comercial y su objetivo es llenar las salas...

A. Sánchez: Sin duda. Es cine comercial de autor. Es tremendo que el cine comercial tenga como una etiqueta mala. Me parece algo completamente incongruente. El cine es desde el momento que se crea un espectáculo para el público.

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Festival de Málaga 2018 | Presentación de 'El mundo es suyo'

Lo mismo ocurre con la comedia...A. López

: Sí, como que se ningunea.

A. Sánchez: Claro, pero porque la comedia da miedo. Porque es muy difícil de hacer. No todo el mundo puede hacer comedia. Técnicamente es lo más complicado para hacer. Un grande de la comedia puede hacer un drama y dudo mucho que un dramático pueda hacer comedia.

¿No creen que el cine español cuenta ahora con más favor del público?A. Sánchez

: Es un tema complejo y profundo que arranca un poco con la crisis económica, que trastocó todo en este país, incluido el cine. Pero en el 2012 coinciden varias películas como Blancanieves, Lo imposible, Grupo 7, Magical Girl, Carmina o revienta y El mundo es nuestro, que resultan ser un éxito, siendo cada una de un género. Y la gente comienza a hablar en la calle del cine español. Después llegaría Ocho apellidos vascos y enamora a todo el público español. Creo que este fenómeno fue decisivo. El problema es que durante un tiempo nos hemos avergonzado de ser españoles, andaluces, catalanes, vascos. A que te gusten tus tradiciones, a hablar con tu acento... Por fin estamos sintiéndonos orgullosos de lo que somos y contando historias universales con las particularidades de un país tan rico como España.