¿Sabría señalar cuáles son sus talentos?

No soy quién para decirlo. Se me da bien detectar el talento en los demás, pero no los míos. Aunque me resulta difícil, siempre contesto a las preguntas. Así que te diré que respetar mucho esta profesión y tener suerte.

¿Tiene ya la certeza de que el cine será su medio de vida?

Sí. Me quiero dedicar a esto. Es una pasión. No veo otra salida que me motive y me llene.

¿No ha sentido un poco de vértigo al mostrar las primeras imágenes de El reino?

La verdad es que no. Tendría más vértigo si fuese la película. Con El reino me pasa algo muy distinto a lo que me pasó con Que Dios nos perdone, que es que salgo mucho más confiado. Creo que algo tienen que ver estos dos años de experiencia. Pero es que la película me encanta. Y con Que Dios nos perdone estaba muy nervioso. La primera vez que me lo planteo. Y ha sido a raíz de tu pregunta. Pero El reino es la película que quiero hacer. Y está bien, aunque te puede gustar más o menos.

¿Este salto de géneros dentro de su todavía no muy extensa filmografía responde a que quiere probarlos todos?

Sí. Y porque me aburriría hacer solo un género. No quiero decir con esto que me aburren los que lo hacen. Woody Allen es Woody Allen y yo soy fanático. O los directores que sólo hacen cine de género, que me encantan. Pero como yo no me considero experto de ninguno y me gusta todo tipo de cine, pues me atrae mucho esa idea de poder hacer una película de cada género.

El reino se sumerge en la corrupción política, un tema que preocupa de manera significativa a la sociedad. Seguro que no le ha hecho falta tirar de imaginación para armar la historia del filme teniendo lo que tenemos en España.

Isabel [Peña, coguionista de El reino] y yo teníamos claro desde el principio que queríamos hacerla ficcionada, porque para mí hubiera sido un error haberle puesto nombres o siglas de partidos a la película. Es una decisión que tomamos muy desde el principio y me sigue pareciendo acertada. Porque creo que el ser humano tiene un problema de corrupción. Y creo que cuanto más poder tienes más te corrompes, y por lo tanto los políticos son mucho más corruptos que el ciudadano de a pie. Cuando nos pusimos a investigar nos dimos cuenta de que lo que pasa en España con la corrupción da para una serie de tres temporadas. Y tuvimos que hacer un proceso de selección en el que hemos hecho algunos guiños. La gente reconocerá uno o dos, y los más entendidos cuatro o cinco. Pero hemos creado una trama de ficción.

El primer guiño está en el cartel de la película, que imita los papeles de Bárcenas.

Pues no pensaba que la gente lo fuera a relacionar de forma tan evidente. Pero sí, como ha sido el caso más mediático, creo que la elección del cartel ha ido por ahí.

Ha vuelto a contar con el malagueño Antonio de la Torre, al que le cae todo el peso de la película.

Pocas películas he visto, aunque hay muchas, en las que el protagonista salga en todas las escenas. Aquí es el protagonista absoluto. No hay escena en la que no salga. Algo que, además, es mérito suyo. Trabajar con él ha sido muy cómodo. En Que Dios nos perdone me encantó, pero era un trabajo más repartido y no nos conocíamos tanto. Ahora hemos llegado a un grado de comunicación y de amistad increíble. Ha sido muy bueno y gratificante trabajar con él. Así que estoy deseando que lo nominen y le den el Goya de una puñetera vez.

El Festival también le ha encomendando la tutoría de los proyectos malagueños que han obtenido ayudas a la creación este año. ¿Cómo se ve dando consejos a los nuevos cineastas?

No me considero un gran profesor, pero sí que he dado algunos cursos y talleres y los he disfrutado mucho. Sobre todo he aprendido. Creo que si el profesor lo hace bien aprende él más de los alumnos que los alumnos de él. Creo que comunico bien y siempre ofrezco un punto de vista cercano. Y me divierte y me gusta aportar y ayudar. A sí que estoy encantado de hacerlo.

¿Qué le parece que Campeones lleve varias semanas liderando la taquilla española?

Vi el tráiler y dije: «Esto va a petar». Aunque hay muchas cosas que mejorar y sigue habiendo un sector absurdo y estúpido de anti cine español, creo que vamos a mejor. Poco a poco y de forma constante veo que crece la gente que valora nuestro cine. Y creo que es porque cada vez se están haciendo mejores películas. En la forma que se hacen, en la manera de venderlas y en que nos lo creamos nosotros. Creo que hay una ascensión muy indudable. Veo que la cosa va para mejor.

¿Cree que es culpa en parte de la nueva generación de cineastas españoles a la que pertenece?

Creo que sí. Es injusto, porque no creo que los de antes hicieran peor las cosas, sino que han tenido que luchar contra la politización del cine por parte de unos y otros, cosa que no veo mal. Pero ahora creo que tanto la nueva generación de cineastas como la de espectadores se están olvidando de eso y está valorando el entretenimiento/arte puro. Que creo que es lo que hay que hacer.

¿La crispación actual nos está acortando las libertades?

Totalmente. La generación de cineastas anterior era artísticamente y moralmente mucho más libre. Estamos encorsetados y aprisionados moralmente. Hay que tener mucho cuidado con eso.

¿Cree que el arte debe ser comprometido?

Siempre es necesario, por supuesto. Para eso están los contadores de historias. Es una responsabilidad.