No tiene nada de malo jugar con los clichés y los lugares comunes pero lo deseable es que el juego te termine llevando a un lugar menos común o, al menos, sirva te eches unas risas poco exigentes pero saludables durante el trayecto. Nada de eso ocurre en 'Taxi a Gibraltar', una especie de buddy movie que, como tal, pretende encontrar su oro, su gracia, en los contrastes entre arquetipos.

En ningún momento halla nada de valor, porque su pico y su pala son romos: el protagonista argentino ya habla de divanes y de Maradona nada más abrir la boca (casi literalmente), el protagonista patrio suelta un "¡Gibraltar español!" en el momento oportuno, los llanitos son reducidos a chistes tipo 'From lost to the river', Ingrid García-Jonsson hace Paz Padilla...

Que sí, que soy consciente de que todo está diseñado para la taquilla (no sé realmente qué pinta esto dentro de una sección oficial dentro de un festival cinematográfico), pero también 'Mejor solo que mal acompañado', esa joyita de John Hughes de 1987 y otra road-buddy movie, y aquello, por chispa, intención y resultados no tenía nada que ver con el filme de Alejo Flah.

No ayudan los momentos bufonescos, de humor fácil y bajuno, bennyhillesco; tampoco una realización que desperdicia los alrededores de la peripecia (los personajes cruzan media España y no se nota) y es torpe en las escasas escenas de acción. Otro quiero y no puedo del cine español. Y si no les vale mi opinión, sepan que en el desangelado pase de prensa con público hubo pocas y poco sonoras risas.