En 'La llamada', de Javier Ambrossi y Javier Calvo (los Javis) , el personaje interpretado por Macarena García sentía el mandato inminente de obedecer a una voz divina y pura convencida de que bajo su influencia encontraría su verdadera vocación. 'El despertar de las hormigas' comparte lugares comunes con obras como la reciente 'Roma', donde las mujeres ocupan involuntariamente un lugar señalado por los hombres sin remedio alguno aparente. En este caso la directora propone un paso adelante en la contemplativa vida de estas mujeres sujetas a un destino impuesto.

Antonela Sudassasi, directora costarricense, ofrece un filme sobre la llamada de la propia naturaleza femenina cuando ésta se ve en peligro de ser mutada a algo incondicionalmente opuesto a necesidades sociales y personales. Isa vive en un pequeño pueblo de Costa Rica junto a su pequeña familia compuesta por marido y dos hijas. En un pequeño cuarto Isa se gana la vida como modista, confeccionando todos esos vestidos que harán la vida más llevadera a familiares y vecinos cercanos. Pero todo esto cambia cuando su marido le pide una y otra vez otro hijo, un varón. La realidad de Isa cambia y su personaje se convierte en un animal inestable atento a todo aquello que le pueda salvar de ser asfixiada por la realidad de los demás. Un calvario que empatiza con todas esas mujeres que diariamente se someten a decisiones e ideas propuestas por otros que asumen que la falta de valor y oportunidades proporcionará en ellas una mudez .

Si bien es cierto que en una historia de estas características los dispositivos esenciales deben orientarse hacia el guión y las interpretaciones en este caso cabe resaltar esa atmósfera pesada y llena de intraquilidad que apostilla cada acto de su protagonista a medida que avanza el metraje. Todo un descubrimiento donde somos testigos.

La historia de Isa y su conflicto acaba termina siendo el relato de un verso suelto libre y rebelde convertido en voz tenue en mitad de una reunión familiar donde todos los asistentes acaban dándose cuenta que lo único que perdura en el tiempo y el espacio son los mundos internos y la unión entre ambos. Nada más natural.